domingo, 25 de diciembre de 2011

Escapada en la sobremesa del día de Navidad

Acabo de comer con mi familia y en este rato tonto de recoger la mesa y preparar un té de navidad y los dulces, estaba sonando mi canción navideña favorita del CD que escucho cada año mientras montamos el árbol y he querido compartirlo con todos vosotros (me he escapado disimuladamente). Quiero hacerlo porque en este peculiar mundo Bloguer que descubrí este año he encontrado a gente maravillosa y aunque, desincronizados y no en tiempo real, me he comunicado con vosotros y me habéis aportado muchísimo.

FELIZ NAVIDAD

jueves, 22 de diciembre de 2011

Día desincronizado

Esta luz tan intensa, el vivo y limpio azul del cielo, este calor a destiempo justo cuando da comienzo el invierno,... me descolocan y convierten mi día en un día desincronizado, zigzagueante, en una laberinto imposible. Da igual que tome la derecha, da igual que tome la izquierda o que siga de frente. Vaya donde vaya, todo el día acabo tropezando con caminos cortados, sin salida o con salidas prohibidas temporalmente.
Por la mañana, apenas salgo de casa, siento que estoy ante una aparición. Por la acera de enfrente camina un niño de unos cinco años vestido de angelito en busca de su belén. Su traje es del mismo azul que viste hoy el cielo y sus alas son blancas y algodonosas, mullidas, tiernas.






Mi imaginación, sin detenerse a pedirme permiso, cruza decidida la calle y arrebata las alas al niño y son tan reales, tan preciosas, que me hacen volar a otro tiempo...
El pitido de un coche me sorprende con un pie en la carretera, al caer de repente desde lo alto, sobresaltada por su estruendo.
Sigo con mi guión preestablecido para la jornada cual actriz perfeccionista y entregada.
Hoy termino tarde en el trabajo y en lugar de comer un plato de caliente, me tomo un bocadillo de jamón con tomate acompañado de un zumo de naranja en una pequeña cafetería de la plaza de un pueblo. Me acompaña una compañera que con el paso del tiempo y a fuerza de compartir confidencias buenas y malas o más malas que buenas (las confidencias malas unen más, indiscutiblemente)  mutó a amiga. Ella se toma un triste cortado con sacarina.
En ello estamos cuando de pronto irrumpen en la cafetería dos personas, una de ellas desmayada y sostenida por la otra. La sienta en una silla y empieza a gritar "¿Qué te pasa?¿Qué te pasa?"
Nos acercamos rapidamente y nos ofrecemos a llamar al 112 pero vemos que el acompañante acaba de marcar en su teléfono movil. Le pregunto si ya está llamando él y responde que no y comienza a hablar con alguien relajadamente mientras su amiga permanece en la silla inconsciente. Nunca dejaré de sorprenderme.
Finalmente la desmauyada reacciona al ponerle el camarero un paño de agua fria sobre la frente.
Nos marchamos y yo me quedo con una sensación extraña al salir, cuando veo los veladores al sol, vacios, Terraza de verano en una plaza de invierno.
Al llegar esta tarde a casa, me tomé un té con dos onzas de chocolate negro y después paseé a mi perra que andaba desesperada por salir. La paseé deprisa porque tenía pensado ir a una clase de yoga.
Mi perra se entretuvo con unos chicos que estaban pescando y que habían dejado restos de comida a su alrededor. Jugamos al gato y al ratón al tratar de alcanzarla y atarle de nuevo la correa.
Me doy cuenta de que habré de correr mucho para llegar a tiempo. Decido arriesgarme. En el camino tengo la mala suerte de encontrarme deltante un autobus escolar que va a paso tortuga y se detiene en cada parada. Sé que si llego diez minutos tarde, encontraré la sala cerrada y que no podré reengancharme de ningun modo porque la profesora, al parecer, es sumamente estricta con ello.
Aparco de cualquier manera y corro hacia la puerta.
Cerrada a cal y canto.
Miro adentro a través del cristal de la puerta con una enorme envidia y desazón. La lentitud de los movimientos y la paz que se respira dentro contrasta con los latidos acelerados de mi corazón y mi respiración agitada.
Pienso: Si las cosas han venido así, iré al FNAC a comprar un libro que quiero regalar y "La tregua" de Benedetti que pienso autoregalarme.
Me relajo, me entretengo, disfruto, observo,... Hoy  el local tiene un aire diferente, se nota que la gente ha salido a comprar los regalos de Navidad. Después de hacer cola para pagar y una vez que los libros ya han sido metidos por la cajera en la bolsa, rezumando yo felicidad por todos los poros de mi cuerpo ante el subidón de adrenalina que experimento ante un libro a punto de leer, descubro que olvidé la cartera en casa. La chica me mira divertida mientras yo revuelvo el interior de mi bolso que parece un pozo de sorpresas. Nada.
Decido dar una vuelta, pues no tengo fuerzas de volver a mi casa a por la cartera y regresar.
La ciudad está imposible de gente.
Me voy a por el coche. Elijo la salida del parking que creo me viene mejor pero resulta que la calle a la que da está cerrada por obras. Me veo obligada a dar una vuelta impresionante para ir a parar a la otra punta de la ciudad, por la que nunca salgo. Un semáforo se pone en rojo. Levanto la vista desganada y le veo pasar.
Parece regresar de una comida de trabajo. Conversa con alguien con aire igualmente desganado, cansado.
Es extraño cuando obsevas a distancia a alguien a quien siempre tuviste cerca. Cuando le observas sin ser visto.

FELIZ NAVIDAD !!! y suerte con la lotería

F E L I Z      N A V I D A D


a tod@s y


SUERTE CON LA LOTERÍA!

Hoy es el día de los tópicos, el día de la salud, el día de "tapar agujeros", el del grave que dice "invertir en algo con futuro", el de "que se vaya el gordo para los más necesitados", el que se escurre de las cámaras...Yo no puedo evitar emocionarme con las imágenes de televisión dende salen los ganadores en un bar, todos borrachos, descorchando botellas de cava, pegando saltos, con un matasuegras en la boca y gorros de Papa Noel en la cabeza. Creo que se debe a que es algo que vengo viendo en la tele desde que era pequeña y el soniquete de los niños de San Ildefonso me trae recuerdos.


* Si a alguno os toca, no os olvidéis de vuestros seguidores.
Por cierto, mi correo electrónico aparece en mi perfil para facilitaros mi cuenta.



Un fuerte abrazo

domingo, 18 de diciembre de 2011

KARAOKE Y CANELA

Llevo desde el viernes a mediodía asistiendo a comidas y cenas prenavideñas, del trabajo y de amigos, compensando con alcachofas al vapor y pescado a la plancha. La compensación del resto (karaoke, bailoteos,....) solo puedo llevarla a efecto a través del sueño y del descanso.

El caso es que a pesar de tanta comida y cena celebrando las fiestas que vienen, del alumbrado público y del olor a castañas asadas, este año no acabo de sentir el espíritu de la Navidad.

Anoche salí con el serio propósito de regresar tan pronto acabaramos de cenar pero he llegado al convencimiento de que soy tremendamente blanda porque me liaron, esgrimiendo razones endebles del tipo de "Piensa que la próxima semana no vamos a salir porque vamos a hacer vida familiar", "No puedes hacernos esto" (¿el qué?, me pregunto hoy, anoche me sentía una traidora de mis amigos) y acabé llegando a casa de madrugada. Para colmo, recuerdo que nos hicieron una foto en un pub, de esas que luego cuelgan en su web o en el propio local ¡HORROR!*

El otro día le decía a mi madre, a propósito de que estoy tomando jalea real:

Entiéndeme mamá, ¡Tengo que tomarla para poder aguantar esta vida de adolescente que llevo últimamente!

Esta tarde iba a ir también a casa de unos amigos que me habían invitado pero finalmente ha surgido un imprevisto y me quedo en casita.
Tan pronto me lo ha dicho mi amiga, he encendido la calefacción y unas luces hermosas que he metido esta mañana en un alto jarrón de cristal que me regalaron un mes de mayo. A continuación, me he puesto música brasileña por contraste y me ha puesto a cocinar un chutney de pera.
El aroma que desprende al cocerse llena el espacio del aire de canela, nuez moscada, piel de naranja, ...
Pienso en guardar un frasco del que haga para ellos, para que acompañen un delicioso paté estas fiestas y me recuerden aunque yo no esté.
Cuando regalas una mermelada o un chutney de pera, sirva el ejemplo, regalas no solo la conserva en sí, sino tu tiempo y el amor que le pones al cocinar.

Hoy luce un sol hermoso de invierno que proyecta reflejos y sombras en el interior de mi casa, haciéndola especialmente bella,  por cursi que suene.




* Escribe cien veces: NO VOLVERÉ A POSAR PARA LA FOTO DE UN PUB.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Desapareces con el viento

Todo está en movimiento. La vida fluye en rizos que se suceden interminables, adhiriéndose unos a otros, encadenándose imperceptiblemente, infinitos.
Entre todo este ajetreo, mezclada con personas que hablan a través de sus teléfonos moviles, incansables, absortas, sin ser conscientes de que elevan su voz por encima de su tono normal, haciéndonos partícipes de sus conversaciones que se entremezclan, se superponen, compartiendo sus intimidades, desnudando sus almas exhibicionistas, sin rubor.
Huyo de aquí. Huyo de este espacio.
Extraigo mi teléfono del bolso, en un acto de mimetismo.
En lugar de sumarme al cónclave de diálogos partidos por la mitad, monólogos incompletos, me refugio en el buzón de entrada de mi aparato.
Comienzo a borrar mensajes viejos. Algunos se remontan a más de un año atrás.
Sigo el orden cronológico estricto.
Observo que su nombre se repite, empieza a sucederse hasta abarcar practicamente la lista de mensajes.
Abro el primero: "Tiene tres llamadas que no le han dejado mensaje".
El siguiente contiene un mensaje de voz. Mi abuela siempre me decía de pequeña que las palabras se las lleva el viento y que lo escrito, ahí queda. Me apresuro a marcar el 123. Imposible escuchar su contenido.
Siento un vacío.
El tiempo pasado ya no está.
Borro esas entradas y sigo comprobando que pasó mucho tiempo hasta que empezaras a imprimir tus palabras en forma de texto. Al principio un simple O.K. hasta llegar a mensajes que se sucedían con textos extensos.
Luego desapareces.
Desapareces con el viento.
Desapareces como tus palabras.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Santa Lucía

Mañana es Santa Lucía, empieza la Navidad.

Últimamente observo que hay muchos detractores de la Navidad. En realidad, hay amantes de estas fechas y hay quienes desearían escapar a una isla tropical y beberse un coco en lugar de brindar con cava. Lo que indiscutiblemente no se da en esta cuestión son medias tintas.
Yo, no me atrevo mucho a decirlo, pues es como ser rojo en los tiempos que corren, pero lo voy a dejar aquí por escrito, aunque me arriesgue a que me lancéis tomates:

                                      ¡ ME ENCANTA LA NAVIDAD!

Hoy, víspera del 13 de diciembre, he puesto el árbol en casa y he disfrutado haciéndolo mientras sonaban de fondo, como cada año, canciones de Navidad cantadas por Frank Sinatra y varias velas iluminaban el salón, a falta de un buen fuego en una chimenea.
El año pasado hice exactamente lo mismo, importándome menos que nada que el 2010 hubiese sido probablemente el peor año de mi vida, con diferencia. Pase lo que pase, este ritual lo repetiré y me convertiré yo en la Papá Noel que haga realidad los sueños que estén en mi mano para los demás.
Hace un año me ví incluso obligada a buscarme un paje en el último momento. Fue emocionante culminar todos los preparativos la tarde de Nochebuena para conseguir una gran y preciosa sonrisa en la cara de alguien muy especial que tanto lo necesitaba.
Creo que ni mi ayudante ni yo olvidaremos ese día. Mi ayudante que, gracias a ello, se convirtió en un gran amigo cuando en aquel momento creo que nos habíamos visto tres veces.
La vida es increiblemente generosa cuando no le cerramos las puertas.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Demasiada sensatez

Al día siguiente, a la misma hora, nos encontramos en el aeropuerto. Ambos sabíamos que sería así porque ambos nos buscábamos, sabiendo que nuestros vuelos eran consecutivos y próximos en el tiempo.
Me prometí a mí misma que esta vez no te dejaría marchar sin un teléfono o una cuenta de correo, algo, un hilo con el que seguir conectados, empezar a conectarnos.
Buscaste el mejor sitio para sorprenderme al entrar e inmediatamente te pusiste en pie y saludaste efusivamente, con tu amplia y generosa sonrisa.
El día anterior me dijiste: "Solo te esperaré diez minutos". Sé que todo en mi parecían excusas, pretextos, mentiras piadosas. Cuando nos hicimos todos una foto y yo me negué a sentarme sobre tus piernas, tú, ofendido, me dijiste que estaba muy tensa. Era verdad. Estaba tensa porque nada más verte, cuando todavía no sabía que acabaríamos conociéndonos, ejerciste sobre mí una fuerza atractiva enorme.
Tu reacción y tu comentario denotaron poca confianza en tu físico, en tu envoltorio. Ignoras que tu sonrisa y todo tú resultáis completamente envolventes.
Regresé, media hora más tarde y ya no estabas.
En el aeropuerto te mostraste dolido y me dijiste que te quedaste esperando. Yo también esperé el resto de la noche y el día siguiente para verte antes de que tomaras el avión.
Por fin estábamos allí. Tú apurando al máximo el tiempo con nosotros a pesar del temor de tu amigo a que perdiéseis el vuelo.
Y sacaste tu teléfono para mostrarme unas fotos y, al acabar, no lo guardaste y jugaste con él en tus manos.
Me mirabas con tristeza en los ojos, con nostalgia de aquello que no pasó y que nunca pasaría.
Tu amigo te echó un capote al preguntar qué haríamos las siguientes vacaciones.
No te pedí el teléfono.
El tiempo pasó y nos despedimos con un largo abrazo lleno de contenido y de adelantada añoranza. 

Pasaron unos minutos.
Me levanté de un salto y empecé a correr hacia los controles de acceso, los pasé y busqué tu puerta de embarque. Al llegar, ya no quedaba nadie.
Vi despegar tu avión.

Demasiado lejos. Demasiado dífícil.



El otro día, hablando con unos amigos, sobre lo divino y lo humano, les decía que me gustaría vivir de un modo más despreocupado, menos racional y sensato.

martes, 6 de diciembre de 2011

Noche hechizada

Estamos cenando en una terracita de una alegre ciudad. Después de ponernos de acuerdo respecto al sitio, titubeando entre tres locales con mesitas afuera (es lo que tiene juntarse tres con tres personalidades tan marcadas), nos sentamos en unos taburetes junto a una pequeña mesa arrimados al tronco de un naranjo.
Si fuera primavera, olería a azahar.
Si fuera verano, vestiríamos ligeros vestidos de tirantes.
Si fuera invierno, buscaríamos el calor en el interior, huyendo de la humedad y el helor de la noche.
El otoño no ha finalizado y la temperatura de la velada, hace que el bullicio y la alegría estén aquí, en la calle, convirtiendo el interior en un vestíbulo en el que los camareros entran y salen ágiles con bandejas cargadas de vino y deliciosas tapas.
Entre risas, la escena cambia para mí y esto hace que me acuerde sin remedio de talvezquisedecir@blogspot.com y su "La mesa de al lado".
Llega con su amigo y se sienta sin quitarse su pequeña mochila a la espalda. Su sonrisa ilumina todo y me contagia su contento, acrecentando el mío.
Esta noche todos estamos bajo un maravilloso hechizo que nos hace departir con cuantos nos rodean e incluso, a veces, con quienes pasan junto a nuestras mesas.
Al lado, una joven parejita de Erasmus, francesa, se dirige a mí y no sé cómo acabamos hablando en mi francés de aficionada y su español estrenado. Cuando nos permitimos mutuamente seguir saboreando la deliciosa comida y el buen vino, observo que ellos, nuestros vecinos de la izquierda, siguen hablando con nosotros, sus vecinos de la derecha, y acabamos riendo, bromeando, brindando y celebrando la mágica vida.


Si fuera contigo,

sería yo.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Anarquía poética

Podría alimentarme de tí,
de tu presencia,
de tu estar en silencio.
Podría regenerar mis células,
podría,
con solo tu aliento.
Podría respirar con tu sonrisa
y sonreir con tu mirada,
dormir con tus sueños
y beber en tu almohada.
Podría seguir con mi vida,
acelerada y extraña,
y convertirla en luna
y cobijar tu alma.
Podría seguir viviendo
si me dieras tu palabra,
tu gesto sincero,
tu tiempo, tu nada.
Y sé que me escribes
y sé que me hablas
y sé que me extrañas
cada mañana.



*Sentí el deseo y la necesidad de escribir esto. No soy poetisa. Pido perdón a todos por mi anarquía.

También podría haberse titulado "Poesía desafinada"

jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Por dónde empiezo?

¿Por dónde empiezo?

Hoy he ido al gimnasio a primera hora de la mañana, casi de madrugada, aún estaba oscuro, con la intención de comenzar el día cargada de endorfinas y porque empiezo a estar incómoda dentro de mis vaqueros y esa sensación de estar embutida no la soporto.
Como siempre, me organizo fatal.  Prepararlo todo, ropa, zapatos,champú,... bla, bla, bla... para arreglarme al acabar e irme directamente al trabajo, es una misión imposible. Me recuerda aquel anuncio en el que una mujer se veía incapaz de subir unas escaleras pues veía los peldaños como de un metro o más de altura.
No os voy a contar lo que he olvidado o he perdido por el camino porque me da vergüenza a pesar de que no nos conozcamos personalmente. Mientras yo andaba mareada busca que te busca, las demás estaban la mar de organizadas en el vestuario con sus bolsas perfectamente ordenadas. Una vez que terminaban de arreglarse, me preguntaba cómo era posible guardar en sus pequeñas bolsas aquel miniarmario que llevaban puesto. Yo, sin embargo, he tenido que salir hacia mi coche, medio disfrazada y hecha un espanto porque olvidé además de lo que no quiero contaros, el cepillo del pelo y el maquillaje (tampoco es que me maquille mucho pero lo justo para tener un aire más fresco y saludable, una cosa discretita digamos)...
Al llegar al coche, he abierto el maletero y he procedio a cambiarme las zapatillas por los botines de tacón para subir mi autoestima ocho centímetros aproximadamente. Antes he mirado a una lado y a otro para asegurarme de que nadie me veía y, de repente, de no se sabe dónde, un chico surge de la nada y me saluda con la cabeza con cara de "Tranquila, que yo no he visto nada".
A lo que iba, estoy agotada, me duele todo el cuerpo y no son agujetas, creo que me pasé por no ser menos al lado de mi compañera de setenta años, vecina de mi barrio, que cuando he irrumpido en la clase empezada de spinnig, me ha gritado: "¡Guapa!" y yo que quería pasar desapercibida, casi me la cargo. Me he colocado en la bici más alejada que estaba libre y he hecho la mitad de la mitad que los demás... Me he deshidratado. Por supuesto no llevaba ni agua y esa pequeña toalla que portaban todos sobre el manillar. Yo iba "a pelo", lo que me ponía aún más en evidencia.
Lo único que me ha salvado un poco y me ha animado a llegar al final, además de no pasar el apuro de lucirme por delante de todos para marcharme antes, ha sido que la monitora ha terminado con tres canciones de U2 aceleradas, pero de ellos, al fin y al cabo.

¡Qué cara no se me habrá quedado, que me han recomendado jalea real dos veces en el mismo día de hoy!

La otra opción para caber en mis vaqueros sería hacer dieta pero soy incapaz de renunciar al chocolate, a la tostada, ... Además lo del ejercicio físico es importante por la flexibilidad, etc. etc.

Puede que haya otras opciones.

Mañana creo que me daré un respiro.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Mi muelle roto

... Hubo un tiempo en el que el hecho de sentirte cerca - digo bien, sentirte porque estabas a mi espalda y ni mi vista ni mi tacto te veían ni te tocaban-, hacía que se removiera algo en mi interior, como si  repentinamente  mis piernas perdieran fuerza, despojándose de sus huesos para sostenerse. Tú, sin saberlo, te acercabas tanto, que sí podía sentir tu respiración, tu olor a tí, tu calor y me habría bastado una brizna de locura para darme la vuelta y besarte. Un día, notando que me ardían las mejillas, me aparté ligeramente sin darme la vuelta y tú con voz suave me pediste que no me moviera. Creo que aquél día ambos nos sentimos a la vez imbuidos el uno del otro sin querer, no queriendo por temerlo.
Recuerdo otro día en que hablábamos de algo tan trivial como los dentistas y nuestros íntimos dientes. No sé qué me mostraste de tu dentadura ni tampoco recuerdo la razón, ni creo que lo supiera tampoco en aquél instante -disculpa mi falta de interés interesado en tí-,  el caso es que me faltó un soplo de adrenalina para besarte, bueno, no exactamente, no era tanto besarte como comerte los labios e inspeccionar minuciosamente aquello que el horrible odontólogo te hizo sin escrúpulos, eso sí, auxiliada por las papilas gustativas de mi lengua. No creas que iba a tener más piedad que él, yo también estaba dispuesta a actuar sin escrúpulos.
Ha pasado mucho tiempo desde aquello, demasiado tiempo, tanto que me parece una eternidad.
Es llamativo que tanta pasión frustrada pueda esfumarse sin dejar ningún rastro y que ahora te tenga tan próximo o más que entonces y no sienta nada de aquello y, sin embargo, creo que contigo me siento como en casa, tan cómoda, que podría estar a tu lado horas y horas e incluso días sin percibir ese no sé qué que en muchas ocasiones, con otras personas, experimento en un momento dado. Ese "no sé qué", cómo explicarlo, es como un muelle que me impulsa a marcharme camino de mi soledad. Ese muelle hace mucho que se rompió cuando hablo contigo y aunque las articulaciones de mis miembros inferiores no evidencian ninguna disfunción, el músculo de mi corazón no envía señal alguna a mi cerebro que me impulse a moverme, a alejarme de tí...

martes, 15 de noviembre de 2011

"Eres una sobreviviente"

"Eres una sobreviviente", me dijo. Lo dijo con un convencimiento pleno, tan rotundo, que por un momento me hizo creer que era así. Mi amiga es de esas personas que no precisan estudiar psicología para ser una gran psicóloga. Iba a decir que es una pena que sea médico pero también en esa profesión cumple un gran papel. Sin embargo, si he de resaltar un don en ella, es el de saber conocer a la gente y saber como acometer con eficacia y practicidad sus problemas, que para ella, para empezar, no son problemas sino simplemente: la vida.
A veces recuerdo esa afirmación suya para inculcarme a mí misma una buena dosis de valentía y de coraje.
Recuerdo que, de pequeña, mi padre siempre me decía que en la vida había que tener coraje, nunca me decía que habia que tener valor o ser fuerte. ´Personalmente pienso que coraje y valor no son sinónimos, el primero requiere un esfuerzo extra, es algo visceral. Esa palabra, en mi niñez, me sonaba arrebatadora, completamente contundente. Yo le miraba con atención, convencida en el fondo de mi ser de que él percibía, por ser mi padre, que yo no era fuerte y que por ello insistía tanto en repetirlo. Con el tiempo descubrí que no era que me conociera mejor por ser su hija sino porque yo era un calco de él en carácter.
Pasaron los años y no sé si logré actuar con coraje, sí con tesón para luchar por las cosas que deseaba pero no todas, siempre se quedó alguna en el tintero, puede que, si no la más importante, si de demasiada importancia.
Mi falta de coraje está demasiado ligada a mi concepción de la vida y de las relaciones humanas. Realmente cundo he sido fuerte, nunca ha sido por mí sino por personas a las que quería muchísimo y he sido la más fuerte y la más luchadora. Los que me observaban y me observan desde fuera me dicen que soy muy fuerte para soportar tantas cosas, pero ellos no me ven cuando mi interior se desploma y me siento terriblemente sola a pesar de saber que muchas personas acudirían raudas  y veloces a mi llamada de auxilio.
Cuando mayor es el problema, mayor es la soledad. Cuando mayor es el problema, más me resisto a transmitir a otros mi sufrimiento.
Esta tarde he ido a la piscina. Hay un pequeño SPA. A esa hora no había nadie y ello me ha permitido llorar en silencio hasta hartarme sin que nadie me viera, dejando confundirse tranquilamente las gotas de agua con mis lágrimas.
Después he continuado con mi vida, pensando en mañana.
Mañana.

viernes, 11 de noviembre de 2011

En busca de un encuentro perdido

Mañana quiero levantarme temprano, aunque sea sábado. Me gustaría darme un largo paseo por la playa, esta vez sola, sin mi perra.
Quiero ver el cielo ir cambiando de color y al sol ascender hasta que brille con tanta fuerza que todo lo vuelva plata.
Me da paz el mar al amanecer, esas aguas calmadas, diáfanas como folios en blanco anhelando que la tinta o el lápiz se apropien de ellos, les posean hasta hacerles despertar a la vida.
Quienes pasean a primera hora poco o nada tienen que ver con el resto. Sus rostros reflejan pensamientos en ebullición, tratando de acoplarse dentro de sus cabezas para que al regresar a casa, les resulte más sencillo continuar con sus existencias. Del paseo dependerá su transitar por la vida esa mañana, ese día.
Resulta curioso que, a esas horas, la gente suele pasear sola o, todo lo más, en compañia de sus perros.
Me pregunto qué ocurriría si en mi deambular despistado, absorta en mí, mirando el mar o la arena en busca de una concha o una caracola, de pronto, levantara la mirada y te encontrara. Aunque no lo sepas, muchas veces me he imaginado, te he imaginado, en encuentros casuales por una calle, en la playa, en esos paseos de árboles interminables,... Resulta curisoso que nunca nos hayamos tropezado, pese a que tengo la absoluta certeza de que tanto tú como yo nos buscamos constantemente, incansablemente, misteriosamente.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Desde un lugar muy lejano ...




El tacto de tus ojos lo siento en mi boca,
la ternura de tu mano, en mi corazón,
me guía a tu mundo, a tu vida,
ansiosa de mostrarme todo, todo tú,
tu entorno y tú.
Cierro mis ojos.
Te veo atentamente.
¡Emanas tanta calidez!
Convertido en el servidor de mi corazón,
me miras ...
Tú y yo ya no estamos aquí.
Acabas de pintar con tus dedos
arcoiris de colores irreales.
Me sonries.
Tu voz, grave de sentimientos graves,
me canta desde un lugar muy lejano, dentro de tí.
Entornas tus ojos y yo besaría tus párpados, rozándolos apenas con mis labios.
Tus rasgos van redibujándose,
se multiplican hasta el infinito de las emociones,
haciéndome temblar de miedo al verte de cara,
por ver de frente al Amor.
Y solo ahora sé que te prometería amor eterno,
amor amputado de olvido,
amor sin retorno,
porque contigo todo lo malo se torna en bueno,
porque no pretendes que se vaya,
porque sabes que es inútil pretenderlo,
porque tú eres más hábil
y trabajas la materia,
la reciclas,
y solo veo tu obra creada de deshechos.
La tristeza la vuelves belleza,
es tu gracia mi inspiración.



Navegamos sobre un mar de puros sentimientos y ya no quiero llegar a ningún puerto, me contento con seguir flotando. No hundirme, sin más.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Un día de infraestructura

No sé qué flota últimamente en Bloguer o quizás sea solo casualidad, pero acabo de pasearme por algunos blogs en los que, si bien de diferente forma, se desprendía un aroma de melancolía y de tristeza, algunos incluso con sabor a despedida.
Llevo, creo, cinco meses en esto y siento pena cuando alguien anuncia que se va a despedir del blog.
Pienso que mucho tiene que ver en esto el hecho de que anochezca tan temprano, que pronto se haga de noche.
Hace un rato he salido a dar un paseo con mi perra y no me he cruzado absolutamente con nadie. De no ser porque iba hablando por teléfono, el paseo habría durado escasos minutos. Tan solo las luces detrás de las ventanas dejaban adivinar la vida. Por contrapartida, la noche estaba hermosa, el aire limpio, olia a vegetación fresca tras las pasadas lluvias.
Yo, por mi parte, en cuanto apague el ordenador, me voy a dar una ducha caliente, me voy a poner mi pijama, voy a cenar algo sano (hoy he decidido volver a comer sano y hacer deporte,...), después encenderé unas velitas en el salón y me acurrucaré en el sofá con mi mantita que por fin apetece y, o bien seguiré leyendo la novela que tengo últimamente entre manos o veré una película.

Hoy ha sido un día raro, de esos que parecen de infraestructura para los restantes pero me quedo con lo bueno. No debería quejarme. No debería de ninguna de las maneras. Quejarse es altamente nocivo para el estado de ánimo, los expertos lo han comprobado y hasta lo han afirmado. Es sin duda mucho mejor decir en voz alta que te va bien, que hay mucho de positivo y es que lo hay...

¡Eh, tú! ¡Sí, TÚ! ¡No pongas esa cara de increculidad, que te veo! Te aseguro que es así  y nada ni nadie tiene la suficiente fuerza ni el poder de enturbiar tanto bueno.

jueves, 27 de octubre de 2011

"lo que no mata, engorda"

_ "Lo que no mata, engorda" Verás que pronto engordarás y te harás más fuerte. 
_ Pero es que yo no quiero engordar, tan solo quiero mantenerme en mi peso.
_ Pero, ¿no te das cuenta de que no es nadie comparado contigo? Tú vales muchísimo más en todos los aspectos. ¡Pasa de él, ignorale, haz como si no existiera!
_ Es muy fácil decirlo ... ¿Acaso no te das cuenta de que resulta imposible, que se hace presente constantemente, que no me deja vivir en paz?
_ Hazme caso, por favor. No quiero que te equivoques, no quiero que cometas un error irreparable.
Quiero que pienses en lo que te importa realmente.
_ Sé de sobra lo que me importa y tú también lo sabes, pero no puedo más.
_Descansa un par de días, solo te pido eso. Duerme y después lo hablamos de nuevo, ¿de acuerdo?

Se marcha, diciéndole un "sí" no convencido con su mirada.

En el pasillo se cruza con alguien a quien no saluda porque no le ve, porque no ve nada.

_ ¿Estás bien?
_ Sí, no te preocupes.

Y se marcha definitivamente.

domingo, 23 de octubre de 2011

SINFONIA DE LLUVIA-MAÑANA DE DOMINGO

Estaba trabajando aquí, en mi ordenador, cuando de pronto el cielo se ha oscurecido y, al asomarme a la ventana, he observado una gran y ovalada nube gris instalándose prácticamente frente a mi tejado, como si fuese un escenario, subiéndose el telón acto seguido.
He vuelto a lo que estaba haciendo, encendiendo antes la luz de mi lámpara de escritorio porque prácticamente no se veía nada.
Estaba de nuevo sumergida en mis asuntos, cuando una gota de agua ha tocado con sus nudillos en el cristal de mi ventana. Levanto la vista pero ya se ha ido, deslizándose por el alféizar como si de un tobogán se tratase.
Y empieza la hermosa Sinfonía de la Lluvia.
Repiqueteo en el cristal con un sonido agudo, alegre, saltarín.
El tono más grave y amortiguado,ronco, del agua en el toldo.
El chapoteo del agua en el estanque improvisado en la terraza, creando destellos de luz con sus pequeñas ondas.
Las grandes gotas de agua que escurren el agua que resbala por la tela del toldo son las que marcan el tempo, definitivamente, cayendo equidistantes del bajo de cada una de sus ondas.

¡Es tan hermoso!

Ahora mismo, la cortina de agua difumina el fondo de los árboles, las plantas, las aceras, los otros tejados,...

Y de fondo, muy a lo lejos, escucho la voz de una niña, jugando a ser maestra con sus abuelos: " Y por último: 4+4?"

viernes, 21 de octubre de 2011

¿Respuestas sin preguntas o preguntas sin respuestas?

Al leer una novela, me gusta anotar las frases que me hacen reflexionar o que me llegan por cualquier motivo indeterminado y diferente cada vez. Normalmente, suelo extraer como mucho unas cinco o siete.
Ahora estoy leyendo un libro que me han prestado. Se llama "Operación Gladio" y es de Benjamín Prado. Nunca había leído nada de él pero me está gustando bastante.
Mi amiga, al dejármelo, me dijo:

" Es de esos libros que resultan fáciles de leer y que no puedes parar de leerlos".

Llevo como una décima parte leída y ya he contado diez frases anotadas. Quería compartir con vosotros dos de ellas:

Primera.- "Se sentía deprimida, como todas las personas que tienen que elegir entre dos malas opciones"...

Ya os podéis imaginar la razón por la que está entre las escogidas.

Segunda.- " Las parejas son como los números impares: si las divides para ver qué hay dentro, el resultado nunca es una cifra redonda, sino que está lleno de decimales, de inexactitudes"...

Me pregunto por qué es así: porque siempre hay uno que ha de ceder y otro dominante, porque cada uno de ellos deja de ser el que era, iendo a parar a un agujero negro una cifra infenitesimal de sí mismo pero que era precisamente la que guardaba su auténtica esencia,...

martes, 18 de octubre de 2011

Palabras y silencios

Hablaba de forma fluída, sin que decayera en ningún momento nuestro diálogo, pero de una forma pausada, reflexionando cada frase que decía el tiempo suficiente para ofrecerme su parecer meditado. En ningún caso creaba silencios incómodos.
Esos pequeños lapsos intermitentes los rellenaba cuidadosamente con sus miradas, es más, sus miradas me tomaban de la mano suavemente al tiempo que me decían:

 "No temas, mi niña, no me he ido.
  Estoy aquí, tratando de ayudarte de la mejor manera que sé."

Las palabras seguían sucediéndose, colándose subrepticiamente entre los silencios. Poco a poco iban aflojando los nudos, tornándose en un rítmo melódico que nos iba envolviendo. Mi voz se iba acompasando a su propia voz, descendiendo el tono hasta el umbral donde él me conducía, hasta gozar de una serenidad que no hubiese querido perder ya nunca más.
Tranquilamente podría haber explotado una bomba a nuestra vera o abrirse la tierra a nuestros pies a causa de un terremoto. No nos habríamos percatado de ello, habríamos seguido allí,  inmersos en aquella burbuja mullida en mitad de nuestra propia vida.



* Gracias por ser mi refugio de montaña en medio de esta tormenta de nieve.

sábado, 15 de octubre de 2011

SER ESCRITOR

_ ¿Y usted? ¿Por qué no escribe?
_ Porque para escribir tiene que ser uno su propio jefe, tener un punto de vista, saber quién es... Y eso todavía no lo sé.
_ Y, sin embargo, da usted una impresión completamente diferente.
_¿Ah, sí?
...
_ Entonces diremos que las apariencias engañan... De hecho, las apariencias engañan casi siempre. Sabe, tenemos algo en común, los dos somos unos solitarios...

Los ojos amarillos de los cocodrilos, KATHERINE PANCOL.


¿Qué requisitos se necesitan para ser escritor?
¿Realmente uno tiene que conocerse a sí mismo antes de sentarse a escribir o también puede tener el propósito o lograr conocerse a través de la escritura?
¿Debe conocerse a sí mismo para lograr llegar a los demás?

Lo que resulta obvio es que un escritor necesita dosis industriales de TIEMPO.
Para mí, el otro requisito indispensable, unido indefectiblemente al anterior es VIVIR.
También ser empático y observador.
Por último, abrirse al exterior sin pudor de mostrar su desnudo interior.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Noche cálida

Rumor de conversación de despedida en la noche.
Sed de agua fresca.
Brindis por tu presentación de mañana.
Amnesia de mi mañana.
Brindis por tí, porque te queremos.
Luna llena marcando su camino de plata.
Mar tranquilo, mar de sonrisas.
Tiramisú compartido.
Noche cálida y pacífica.
Ladrones del estío.
Añoranza adelantada.
Temor a perdernos.



Temor a perdernos.
Temor al mañana.

lunes, 10 de octubre de 2011

¿ ? S.O.S. : SEGUNDA PARTE

Es la historia de mi vida.

Hoy he empezado a sopesar las variables, a analizar en profundidad mis posibilidades, a tantear la situación; en definitiva, hoy se podría decir que he empezado a mover ficha. Ha sido tan solo el primer peón que abre paso al inicio de la partida de ajedrez, un primer movimiento que en principio parece que carece de trascendencia pero que, sin ese avanzar suyo, la partida jamás hubiese comenzado.

Y como pasa en el ajedrez con este leve movimiento del primer peón, la Reina, en este caso yo, sin ánimos pretenciosos ( ¡Vamos! Soy la Reina sencillamente porque soy yo la que en principio, al menos debiera, podría o debería poderme mover en cualquier dirección), me he quedado paralizada en mi casilla.

En esta apertura del juego me he encontrado completamente encorsetada y asfixiada por la presencia de las dos torres como dos muros infranqueables, los caballos amarrados a las torres y los alfiles que aún no confían en su Reina.

En fin, que siendo como soy la Reina, quizás sea la que goce de menos libertades por pesarme demasiado la responsabilidad y no es por mí, sino por otros.

Hoy he estado, estoy, casi a punto de rendirme antes de empezar la batalla de verdad, MI LUCHA.


* Antes de empezar a escribir lo que acabáis de leer, estaba a punto de ponerme a ver la película de "Historias de Filadelfia" por enésima vez y puede que aún lo haga.
Gracias por escu/leerme

domingo, 9 de octubre de 2011

Media vida o dos

Es como tener media vida ... o dos vidas. En cualquier caso, nunca se puede decir que tengas una sola vida.
Verlo de un modo u otro solo dependerá de si tienes un buen día o no. Yo siento la mayor parte del tiempo que son dos. Plagada de experiencias, de encuentros, de situaciones varias,....de tanto, tanto, que a veces me agoto y necesitaría parar un poco, tan solo un poco porque no quiero perderme ninguna de las dos.

Parar. Detenerme. Pararme para simplemente tumbarme en la hamaca, en la sobremesa, un día de sol, un día ocioso. Ponerme un pantalón corto que deje mis piernas al aire, quitarme los calcetines, coger mi almohada, la de mi cama, no me valdría un cojín del sofá, cerrar los ojos percibiendo a través de mis párpados la luz y sentir el dulce calor del sol en esta época del año, los pájaros piando alegres y la brisa de puntillas recorriendo mi carne, mis pies, mi rostro, haciendo que mis cabellos sueltos, esos que se escapan del resto, me acaricien la cara con suavidad etérea a poco que dance el viento.
Mi taza de té, vacía en el suelo, a mi lado, conservando aún el calor.
Mi perra tumbada también, de lado, estirada completamente, soñando a ratos con un perro con el que juega, moviendo sus patas y suspirando.
No quiero dormirme todavía, quiero ser plenamente consciente de esto que cuento, no perderme un solo detalle de cada uno de mis sentidos.
Quiero que mi novela se quede con el punto de libro en la misma página, quiero no abrirla porque finalmente me duerma y despertarme sin saber donde estoy, con el cuerpo cargado de la inestimable energía del sol.




Quiero abrir los ojos lentamente y sentir que mi vida, mi media vida o una de las dos mias, vuelve a comenzar de nuevo.



* Andaba gastando un poco el tiempo por aquí y me pregunté qué escribía yo hace un año... y encontré esto.
He hecho algo que no habia hecho hasta ahora. Republicar.
La leo y no me reconozco.
Además me falta algo, más bien "alguien" muy especial, que estaba en este texto y ya no está en mi vida actual. Es mi perra. Es ella y es la paz. Siento que mi vida va demasiado deprisa y demasiado lenta últimamente. Sí. No es ningún contrasentido. Va todo tan veloz que me es imposible parar para volver a ir lenta.
Es como si se hubiesen puesto a funcionar mal todos los relojes de repente, como si devoraran mi tiempo ansiosamente. El caso es que no me explico qué es lo que ocurre, por qué de repente todo, hasta lo más nimio, me ocupa muchos más minutos que antes.
Si escribo esto aquí es solo para obligarme a parar y adoptar la decisión de parar ahora mismo, cuando son las 00:15 horas.
Me comprometo con todos vosotros (por si me sirve más) a volver a vivir esas dos vidas en lugar de media o de un cuarto como parece ser últimamente.

Siento el rollo.
Esta es de esas noches en que empleo el blog como diario.

Como sé que alguien lo leerá,  porque sé que andáis por ahí a ratos, os envio besos y deseo que vosotros también logréis vivir vuestra vida conscientemente, sin desaprovecharla demasiado.

viernes, 7 de octubre de 2011

¿ ? S.O.S.

En nuestra vida, ¿debemos dejarnos llevar sin más?

Me encantaría que fuese así, quizás sea lo más sencillo pero, inevitablemente, surgen circunstancias que te colocan en la disyuntiva y que te exigen, a tí, a nadie más, DECIDIR. Esta palabra me estremece y me impresiona sobremanera (aunque suene cursi, es lo que acaban de escribir mis dedos).

Me encantaría poder pasaros un cuestionario como el anterior para que vosotros, desde la barrera y sin conocer los pormenores de mi existencia, me echaráis un cable a la hora de decidir.

Sería estupendo contar con una bolita mágica en la que verme dentro de un tiempo en una y en la otra opción que se me presenta.

Nunca se me dio bien esto. Ya de preadolescente, como dicen ahora las niñas de diez años (entonces yo todavía jugaba con mi muñeca), cuando tenía que optar, tomaba una moneda de cinco pesetas y la lanzaba al aire, "cara" era que no, curiosamente y "cruz", que sí.

Una decisión supone dejar muchas cosas, buenas pero también malas. La otra decisión supone casi empezar de cero, ignorando qué me deparará el futuro... ¿Realmente el futuro depende de nosotros? ¿Depende de nosotros que nos vaya bien o mal, de nuestra intención?

Otro dato importante: en esta decisión no solo soy yo la afectada.

¿   ?

Podría hacer lo mismo con un euro pero no me parece serio teniendo en cuenta la trascendencia del asunto.

Alguien me dijo hace unos meses que había otra forma, que también te podías poner de pie en una habitación tranquila, cerrar los ojos, relajarte y pensar en el asunto en cuestión, decidir qué sería derecha y qué izquierda, dejarte mover ligeramente y si tu cuerpo se desplazaba a la derecha, es que mandaba la cabeza y si la izquierda, el corazón. La conclusión, después de este embrollo de explicación, es que había que hacer lo que mandaba la cabeza.

Yo ahora mismo tengo completamente confundidas la cabeza y el corazón y desde hace tiempo espero una señal que me indique qué debería hacer pero no me llega "una señal" sino varias y yo quiero "UNA SEÑAL".

martes, 4 de octubre de 2011

Dime qué respondes y te diré quien eres

Si tuvieras que conocer a alguien a través de las letras, sin oirle, sin verle y tan solo pudieras formularle cinco preguntas, ¿cuáles serían?

Los expertos (esos seres que nadie ha visto jamás, que parecen una entelequia pero que según los medios de comunicación lo saben todo... ¿?) dicen que el 75% de la imagen que nos formamos de alguien en el primer encuentro depende de su lenguaje corporal, el 15% de su tono de voz y tan solo el 5% restante lo proporcionará lo que diga. No sé si será cierto pero me parece muy fuerte.

1ª) ¿A qué le tienes miedo?
2ª) ¿Qué no le perdonarías a un amigo?
3ª) ¿Qué te quita el sueño?
4ª) ¿Qué no sacrificarías y qué si ante una crisis económica?
5ª) No lo puedo evitar: ¿Qué te llevarías a una isla desierta?

lunes, 3 de octubre de 2011

Apegados a la magia

Anoche me preguntaste qué distancia hay entre tú y yo.
Tu pregunta no he podido quitármela de la cabeza desde el preciso instante en que salió de tu boca.
Resultaba obvio que habías bebido. Dos cervezas y dos copas de vino tinto, ¿son suficiente alcohol para nublar tu conciencia?
El caso es que nunca me habías sonado tan sincero, tan tremendamente descubierto.
Fue graciosa tu pregunta teniendo en cuenta que siempre pareces situarte a cierta "distancia" de todos ...

¿Realmente piensas que el muro entre tú y yo lo coloco yo?

Me escabullí como pude, me escurrí sobre la superficie de la frivolidad, de la broma. De pronto con esa sola cuestión habías derrumbado el muro construído a lo largo de meses con una solidez que parecía infranqueable, indestructible.

Te respondí: "Cuarenta centímetros o un abismo medido en circunstancias intermedias".

Buscaste mi mirada, diciéndome con tus ojos miles de cosas que eran tan solo una.

Me sentí atrapada y sorprendida. Por eso te dije que me iba, que tenía que madrugar mucho, desapareciendo por arte de magia a sabiendas de que no podría regresar del cuento.

Por eso te escribo ahora esta carta que sé que nunca leerás.



¿Qué es lo que nos impide a veces decir lo que sentimos? ¿Acaso tememos que desaparezca la magia?

sábado, 1 de octubre de 2011

Mi refugio secreto

¿Acaso soy yo la que me observa? ¿Acaso debería decir "quien mi observa"?

En estos momentos me estoy escondiendo de mi misma y me escondo aquí, en este refugio inventado por otro, refugio de muchos, donde me encuentro con otros muchos más escondidos, paradojicamente exhibidos, exhibiéndonos los unos a los otros en lo que guardamos tan celosamente oculto en nuestro dia a día, pues pocas ocasiones se dan para mostrarlo.

Me gusta asomarme aquí . Sin pretenderlo se va creando una intimidad en cierto modo extraña y contrariamente a lo que puede parecer desde el exterior, tremendamente natural. Me siento cómoda, segura.

Al principio me parecía impensable esto que me sucede. Refugio de paz.

A veces me asomo a mi escritorio y me encuentro con que hace escasos minutos alguien colgó una nueva entrada y tanto si dispongo de tiempo como si no, no puedo evitar asomarme rápidamente aunque solo pueda hacer una lectura rápida, prólogo de la que vendrá después cuando halle el momento.

Es hermoso poder ver el mundo con los ojos de otros, con otras miradas que, curiosamente, parecen dirigirse sustancialmente a los mismos detalles de la vida. Me descubren palabras, me hacen reflexionar, me presentan nuevas canciones, libros, autores,... Es un auténtico placer.  Es "Mi ojo crítico" particular, hecho a mi medida.

* Tengo mucho que agradecer y agradezco a quien me metió en esto que para mi era otra dimensión de la existencia.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Conexión bidireccional

Sonrien y se miran con la seguridad de quien se sabe atractivo, con la confianza de que su atracción es correpondida.
Un viaje con final feliz, adelantado en sus pensamientos, consumado hasta sus últimos detalles.

Su apariencia, su forma de vestir y hasta sus complementos denotan a priori y sin temor a equivocarme una holgada situación social y profesional. El tiempo que ambos han invertido en arreglarse y en seleccionar cuidadosamente cada prenda y cada detalle ha dado como resultado un aspecto natural, nada artificioso, logrando que se sientan cómodos en sus respectivos envoltorios.
Él, traje de raya diplomática, camisa de cuello original y bonita corbata. Su corte de pelo esmerado, al igual que su barba. Zapatos perfectamente abrillantados.
Ella, vestido de gasa de generoso escote de pico, con un delicado estampado de flores y cazadora de cuero negra muy femenina. Las únicas joyas que la adornan son dos anillos consecutivos con pequeñas flores de brillantes, cuya colocación contigua ofrece una hermosa y artística composición en su mano. Zapatos de tacón de corte clásico. Uñas de los pies pintadas de un rojo apasionado que transmite un mensaje contradictorio.
Ambos con sus maletas de cabina y sus portátiles.

Sus ojos se aspiran al hablarse. Su lenguaje corporal es inequívoco.

Él la mira fijamente a los ojos, haciendo auténticos esfuerzos para no mirar su escote.

En el pasillo de acceso al avión, ambos se apresuran a sacar sus teléfonos de última generación, redactando cariñosos mensajes a sus parejas antes de desconectarlos definitivamente, de desconectarse definitivamente de ellas.
Todo queda al albur de lo que la noche les pida...

domingo, 25 de septiembre de 2011

Il etait une fois...

A pesar de ser un espíritu libre, no me gusta caminar sola salvo que sepa que al final del recorrido me espera alguien y me gusta estar sola en casa si sé que alguien vendrá.


Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, en un lejano país de mi interior, vivía una persona que, de repente, empezó a darse cuenta, a sentir y a reflexionar acerca de la idea de que, en realidad, en su piel habitaba un espíritu libre, uno de esos que caminan sueltos por la vida.
Esa convicción surgió, paradojicamente, mientras su mano era sujetada por otra mano, mientras dormía a diario con él. Sin embargo y a pesar de estar físicamente enlazadas ambas, el contacto ya no era pleno, quedando muchas superficies milimétricas al aire, perdiendo esa sensación mullida y tierna de hogar..
Hacía tiempo que la palabra "yo" había sido suplantada, derrocada, en aquel Reino por la palabra "nosotros" y los lugareños se habían olvidado de su existencia.
La corriente de la vida le (me) arrastraba y yo (ella) me dejaba arrastrar por su fuerza. Era tal la bravura del río que mis brazos, a fuerza de luchar por salir a flote, se habían ido cansando poco a poco, lentamente.
El caso es que un día dejé de sentirlos, primero fueron las yemas de los dedos, después mis manos y luego mis brazos quedaron paralizados, sin que tan siquiera pudiera asirme a una rama de las que bordeaban el río.
Exhausta, me tumbe boca arriba, flotando en el agua y dejando que el río me llevara a su ritmo, a su inercia.
De ese modo, empezó a desplazarme y me desplazó tanto... que un día ya no estaba...

Debí chocar contra una roca en la senda del río.
Me dolió. Me dolió mucho. Me dejó lastimada durante mucho tiempo ...


...


Un acorde de guitarra llegó a mis oídos, recordándome que seguía allí, que seguía aquí.


* Escrito e inspirado en una deliciosa y mágica música, la del genial y mágico compositor canario Enrique Mateu (Unicef).

sábado, 24 de septiembre de 2011

Viernes por la noche

Resulta curioso.
Hace unos días descubrí que en el blog están las estadísticas y que puedes comprobar si en un momento dado hay alguien visitando tu blog.
Ahora mismo hay cinco personas en mi última entrada y una en la penúltima.
No sé quienes sois pero me alegra que vengáis a visitarme, que os despierte interés lo que escribo.

En fin, estaba yo aquí pensando que Blogger debería cerrar los blogs por la noche para impedir que personas como yo se pongan a escribir a estas horas en lugar de dormir.

Acabo de ver una película de esas fáciles: "Sin compromiso". No está mal, en realidad no era tan fácil.

Surgen dos preguntas de ella:

1ª) ¿Los guapos escriben bien? (pregunta superficial donde las halla) y

2ª) ¿Elegimos el amor o él nos elige a nosotros?

Me voy a dormir aunque esta sea una noche de esas en las que después de una dura semana de trabajo, te apetece disfrutar el fin de semana, leer, ver una peli, meterte en Blogger sin prisas, contestar e-mails,.. tomarte un vaso de leche caliente y a dormir, que mañana tengo una cena con amigos y mil planes más.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Todo le resultaba tan estúpido ...

Todo le resultaba tan estúpido.
Tan pronto se despertó aquella mañana, tomó la determinación de telefonearle, de no aplazar más aquella cita aplazada e inaplazable. Pensaba que se volvería loca si dejaba pasar más tiempo.
Desde el viernes anterior ya habían transcurrido cinco días, durante los que ella se las había arreglado excusándose en un viaje de trabajo. La realidad era que ese tiempo había permanecido oculta, como si de una delincuente internacional se tratara, en el apartamento de la playa de su mejor amiga, con el firme propósito de estar ajena a él. Finalmente sí había logrado estar ajena, pero no a él sino a todo, absolutamente en-aje-nada.
No dejaba de resultarle gracioso. Afortunadamente era capaz de conservar su buen humor hasta en las peores circunstancias.
Tomó su desayuno pausadamente y, sin embargo, no lo saboreó.
Sin recoger, se calzó sus zapatillas y salió a pasear con sus perros. Se sorprendió a sí misma repasando en su cabeza una vez más su discurso y, en un acto reflejo, lo apartó de sus pensamientos al mismo tiempo que, mecánicamente, su mano lo apartaba a la altura de su frente.
El día había amanecido nublado, con viento de Levante. Las olas rompían con tanta fuerza que le resultaba imposible pensar en otra cosa que no fuera en ellas.
Cuando regresó tiritaba de frío, el salitre del mar había mojado su pelo y sentía la humedad calándole los huesos. Se dio una ducha caliente, envolviéndose cuidadosamente en la amplia toalla como tratando de mimarse a sí misma, como si su cuerpo no fuera suyo. Y en lugar de cambiarse con sus eternas prisas, se tumbó en la cama y respiró conscientemente, llenando completamente su pecho y su abdomen en cada inspiración y vaciándolos, una y otra vez, meciéndose con este ritmo metódico hasta que se quedó profundamente dormida.

El aviso del teléfono la despertó, sobresaltándola. El mensaje era suyo:

"Deseo que estés teniendo un buen vuelo. Te quiero".

Se le encogió el corazón...


Muchas veces nos empeñamos en forzar las cosas, pretendiendo subrepticiamente que todo sea lógico, reglado, "como tiene que ser", olvidando que vivir tiene que ser como respirar.

martes, 20 de septiembre de 2011

Debatiendo conmigo misma

Cuanto más escribo, más necesito escribir. Al principio la adicción se limitaba al blog como forma de comunicación, de expresión con un destino desconocido, pero, poco a poco, el blog va cobrando otro significado o sentido, el de escribir sin más. En ocasiones se trata de plasmar en la pantalla lo primero que me viene a la cabeza, como ahora me sucede, y  otras, sencillamente experimentar con las palabras, jugar con ellas sin afán alguno de construir algo decente.
Al principio, trataba de elaborar textos cuidados y ahora, eso pasó a un segundo plano.
Escribir se ha convertido en una necesidad y un deseo imperioso de vaciarme, de autoanalizarme, de sacar a la luz escrita algo que llevo escondido dentro.
En ocasiones, cuando llego a un nivel de confianza máximo con alguien, acabo haciendo esto, acabo vomitando lo que siento, lo que pienso, no necesariamente como un sentimiento o pensamiento inamovible o inquebrantable, pero sí como sinceridad desnuda y, en consecuencia, muy expuesta.
Estas veces puede que hasta yo me asuste de lo que digo por su crudeza, por estar despojado de cualquier velo de delicadeza, privado de cualquier disfraz o maquillaje. Las reflexiones o irreflexiones brotan sin tamiz alguno.


Ella sabía que resultaba inevitable en su relación con él, al igual que en las relaciones personales que le importaban, llegar al que denominaba "estado febril", al momento trascendente en el que adoptar precisamente la decisión de continuar flotando en el estanque de aguas cristalinas y tranquilas, en esa dulce situación  en la que se hallaba desde hacía meses, dejándose mecer en su hamaca anclada entra dos robustos, seguros, troncos o arriesgarse.
Ignoraba si podría permanecer de ese modo eternamente o si acabaría cayendo en la apatía, prólogo de la muerte a su lado.
Llevaba varias noches durmiento intranquila. Tampoco a lo largo del día, ni tan siquiera en su trabajo, mantenía la atención y más de una vez alguien la tuvo que sacar de su distracción mal disimulada.
La historia se repetía, el camino volvía de nuevo a bifurcarse. Y así, como siempre, a la derecha se vislumbraba un camino llano, recto, sin obstáculos aparentes, pero una sola dirección sin retorno, un solo sentido.
A la izquierda, partía un camino agraciado con el don del interés paisajístico, bromeaba ella para sí, pero con la contrapartida de ser una vía no trillada, con altos desfiladeros a los lados, imprevisible. Y una vez más, sentía que podía encontrar una señal de camino cortado, viéndose obligada a retroceder y empezar de nuevo, esta vez cansada y lastimada.
Nunca había encontrado alguién como él, tan a su medida, pero eso lejos de tranquilizarla, le hacía temblar cuando no estaba a su lado. Era tan ajustado a ella que no podía evitar sentir que cualquier movimiento, por minúsculo que fuese, haría saltar las costuras...

lunes, 19 de septiembre de 2011

Otoño

Ahora que la brisa fresca regresó para quedarse,
que el calor sofocante jugó con el frío y perdió,
que la humedad se batió en retirada y
los pájaros de mi jardín vuelven a cantarse.

Ahora que las veladas de agosto se evaporan,
que las hojas secas nos regalan su alfombra,
es ahora que mis ventanas se abren,
y enciendo una vela en el farol de mi porche,
para que su luz te de la bienvenida y te alumbre.

Y suena el jazz en mi espacio,
y el aire huele a canela y cacao,
te tiendo mi mano anhelante
abro mis labios y
te brindo mi aliento. 

viernes, 16 de septiembre de 2011

Tiempos muertos (TIME OUT)

Tiempo muerto, time out, tiempo fuera del tiempo. Es como si todos estos espacios de tiempo fueran a parar al "limbo de las horas perdidas", a un espacio ajeno a todo, espacio que no cuenta.

A mí los tiempos muertos me ponen de los nervios. Nunca he sabido muy bien qué hacer con ellos.

Ahora, sumergida hasta el cuello en uno de ellos, ando des-esperada y para "matar" el tiempo, he decidido escribir esto que ahora lees.

Tiempo muerto, matar el tiempo, pasar el rato,.. ¡A ver si encuentro un hueco!...

Para mí, como para muchos supongo, el tiempo es algo muy apreciado, puede que por eso me resulte tan cruel eso de "matarlo".

¿Qué entiendo yo por tiempo muerto?

Lo definiría como aquel lapso de tiempo que te surge inopinadamente, imprevisible en cierto modo o medida, espacio en el que te coloca alguien o algo de quien o de lo que dependes
para continuar con tu vida, para seguir funcionando.
A mí personalmente suele ocurrirme si tengo que ir al médico, transcurriendo en las bien llamadas "Salas de espera" y otras muchas ocasiones me sucede en el trabajo.
No se encuadraría aquí el tiempo de espera en los aeropuertos, por ejemplo, allí es previsible y, en consecuencia, te permite proveerte de una buena novela o perfumarte en el Duty Free sin límite, ojear libros o revistas, tomarte un café mientras observas a los otros viajeros,...

Frecuentemente estas parcelas temporales las empleo en hacer esas llamadas de teléfono que nunca tienes tiempo de hacer y que casi siempre acaban transformadas en e-mails escritos de noche y tardíos.
El problema surge cuando llego a la Z en la agenda y no tengo a mano ni un buen libro  ni un ordenador con acceso a internet con el que navegar. Entonces surgen dos opciones, a saber:

1.- Lamentarse de no poder estar haciendo las mil cosas que tienes pendientes y
2.- Relajarte, respirar hondo y pasar el rato de la mejor manera posible, procurando no mirar el reloj cada dos minutos.

Lo segundo lo escribo, sobre todo, para autoconvencerme, claro está y... en ello estoy.

¿ Y sabes?, al escribir siento que las palabras me acompañan, que no estoy sola porque tú estás aquí, porque me leerás, porque me estás leyendo y, al hacerlo, te siento solo a un metro de mí.


* Escrito ayer , a las tres y media de la tarde.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tiempo de sequía

Estoy seca de ideas.
Cuando estoy seca de ideas, también lo estoy de palabras.
Mis palabras las dicta mi cabeza.
Mi cabeza la domina mi corazón el 90% del tiempo.
Mi corazón es completamente anárquico.
Mi anarquía se guía por la intuición y
la intuición la baso en mis sentimientos.
Mis sentimientos se basan en mis emociones y sensaciones.
Pienso que soy muy empática porque tengo una enorme intuición.
A veces creo que llego a adelantarme a los sentimientos de los demás,
adentrándome en ellos previamente a que sus titulares los sientan.
Esto puede ser tremendamente útil para ayudar a los demás y
tremendamente doloroso cuando de mí se trata.

Una vez leí que la intuición no constituye una suerte de sexto sentido sino que obedece a una serie de parámetros que nuestro cerebro va almacenando y que, en un momento dado, combina a toda velocidad cual si de un cóctel se tratara, haciéndose encender la bombillita.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Luna creciente

Amo Septiembre.
Adoro el color de su cielo en sus noches.
Adoro sus noches de Luna creciente.
Septiembre.
Tumbada sobre la hierba
persigo estrellas con mis ojos,
estrellas dispuestas a caer por mí.
La Luna llena lo eclipsa todo...
blanca luz, brillante y viva,
descarada, resuelta,
me arrollas, me impones,
...
me silencias.
La Luna mengüante me sabe
siempre
siempre
a punto y final.
Contundente, ignoras,te saltas,
mi punto seguido, mi punto y coma,
mi necesario tránsito hacia lo oscuro.
Bosque de ausencias,
Luna que decreces,
que restas,
espacio que cierras,
que me cierra, estanque vacío.
Luna mengüante
me confundes y me dejas.

Creciente Luna:
TÚ eres MI LUNA.
Llenas tus manos de agua y menta,
reflejando en tu cielo mi amado MAR.
Me abres tus puertas hacia la aurora.,
tu camino de plata elaboras
para mis pies desnudos, mojados.
Atenta a mis plegarias,
las que mi corazón te ruega,
empapadas de un cansado amor
y de esperanza.

Querida Luna:
TÚ eres MI LUNA.


* Esta entrada se la dedico a una escritora,
mi amiga virtual/real Ámber. 

domingo, 11 de septiembre de 2011

Bello silencio

No pensaba escribir nada. Me he levantado tarde y he quedado en la playa y después a comer una paella (no lo digo por dar envidia), pero acabo de tener una conversación telefónica que ha desbaratado un poco mi propósito de ponerme el bikini e irme YA.
No voy a contar la conversación porque no es el caso. Solo reflexionar sobre la necesidad de pensar lo que se dice y no decir siempre lo que se piensa, tampoco lo que no se piensa, tan solo callarse. Como decía el de "El último de la fila":

         Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio
         no lo vayas a decir

Por otro lado, ante los inevitables "bocazas", no siempre mal intencionados, conviene desarrollar un buen impermeable de vivos colores para que nos resbale lo que nos digan.

Besos y abrazos a todos y FELIZ DÍA DE DOMINGO (incluida la tarde, especialmente la tarde para variar).

jueves, 8 de septiembre de 2011

Extraños estados de ánimo

En nuestro camino por la vida, atravesamos por muchos estados de ánimo. En algunos hacemos paradas breves como en el más deseado, el de la FELICIDAD. Periódicamente aparecerán en nuestras vidas esos instantes o tardes o mañanas o días en los que nos sentimos inmensamente dichosos. Querríamos atrapar esa sensación pero tan solo logramos grabarla en nuestro recuerdo y rememorarla con nostalgia cuando el viento no sopla a nuestro favor; brindandos por ella siempre que tenemos ocasión. Ciertamente se trata de una palabra maravillosa: felicidad. Suena la música al pronunciarla.
Luego, en el otro extremo, estaría la tristeza, si bien no siempre es igual y no todos la sentimos igual. Se diría que hay distintos grados y distintas calidades. Se vive de diferente manera según las estaciones y, sin embargo, curiosamente, estimo que está compuesta de la misma materia, a mi modo de ver, la de una tarde de domingo de frio invierno y la de una noche calurosa de agosto, de esas en las que no corre ni un soplo de aire.
La alegría, distinta a la felicidad, si bien pueden ir de la mano frecuentemente.
El miedo, uno de nuestros peores enemigos.
La desdicha. El desengaño, el desencanto. La euforia...
Recientemente he descubierto dos nuevos estados de ánimo que me dejan confusa y no dejan de sorprenderme; quizás, los más complejos que he experimentado.
El primero, afortunadamente o no, ya lo tengo superado. No sé si vosotros habéis experimentado alguna vez esa sensación; si es así, me gustaría que lo compartieráis conmigo. Es sentir que no temes a nada porque tu vida está al límite. Es vivir despojándote de todos los miedos y prejuicios con respecto a ti mismo. Ser tú en estado puro y vivir como si tu vida se pudiera terminar un minuto después. Vivir la vida intensamente en las pequeñas cosas como escaparte de pronto a la playa al amanecer y pasarte una hora en el mar sintiendo el agua en tu piel, como si el sol y el mar estuvieran allí solo para mi. Era decir lo que pensaba sin ponerme cortapisas... Me cuesta expresarlo... No sé... A veces lo añoro.
El segundo es ese estado en el que a pesar de que sabes que se te avecina una guerra mundial, estás extrañamente más en paz que nunca y feliz. Ese es mi estado actual. Tanto ayer como hoy dos personas me dijeron: "¡Te veo muy bien!La cara es el espejo del alma". Y yo pensando por dentro: "¡Si supieras!".
No sé, ¿no sería mejor que me preparara por lo que puede, lo que va a venir? Pero no quiero dejar de sentir esta paz que sé que precede a la tempestad...

martes, 6 de septiembre de 2011

Sin título

¿Recuerdas aquella sensación en nuestros pies?
Algunos días, cuando va a cambiar el tiempo,
mis tobillos me recuerdan a tí.
Nuestros pies anclados en el suelo,
hundiéndose en el mármol.

Aún dibujo tu silueta
con el carbón de mi memoria
en el lienzo de mi cuerpo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Maravillosa tormenta

Anteayer el bochornoso calor del verano llegó a su cúspide. En el trabajo, en el supermercado, en la panadería, en el ascensor,... solo se hablaba de eso. Y no era hablar por hablar, esta actividad a la que somos tan aficionados.
Después de comer, se oscureció el cielo en cuestión de segundos, como si de repente hubiese atardecido. El cielo plomizo en lugar de inducir a la tristeza, se convirtió en sinónimo de refugio, de calidez, de abrigo.
Subí hasta arriba todas las persianas de mi casa, que hasta entonces habían permanecido a medio gas resguardándome del calor.
Me apetecía ver lo más posible, abarcar con mi mirada el cielo, los árboles, los arbustos,...
Había tendido la ropa por la mañana y aunque mi primer impulso me habría conducido a recogerla, el movimiento del mantel, de la blusa, de las sábanas, ... ¿Cómo decirlo?... Me quedé hipnotizada por su lento vaivén, el aire se insuflaba en los bajos de la ropa y la hacía elevarse suavemente hasta arriba y, después, volvía a descender lentamente, como a cámara lenta. Silbaba el viento, quedamente (¡qué palabra! no sé cómo ha salido, debemos de tener cientos de palabras retenidas en nuestro cerebro a punto de saltar, deseando que les demos el disparo de salida)...
El viento silbaba y como era la sobremesa, ni un solo motor de coche enturbiaba el momento.
Seguí observando. También los pájaros estaban cantando alegres, desbancando a las chicharras que se habían apoderado de la Naturaleza los últimos meses.
Y yo estaba allí, como una privilegiada espectadora, en medio del silencio de artificio y el sonido que despierta los sentidos.
Me sacó del embeleso la tormenta, primero los relámpagos y después los truenos y después la lluvia, su maravilloso tintineo, los charcos que se iban formando, el río que caía en mi calle. Conforme arreciaba, yo me iba sintiendo cada vez mejor; me iba vaciando de la zozobra, de mis preocupaciones, ... La lluvia caía con la fuerza con la que se rompe a llorar cuando se ha resistido el llanto con uñas y dientes e inesperadamente alguien te toca el corazón con una frase o agarrándote la mano.
Llovió mucho tiempo, no sabría decir cuanto. Permanecía allí en la ventana, con la ventana abierta de para en par, hasta que como en una sinfonía la música desciende el rítmo y la intensidad hasta concluir en la nada.
Y otra vez, el olor que dejó me hizo sentir de maravilla, muy viva, por fin viva después de mucho tiempo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¿Uno solo retiene lo que no amarra?

Uno tan solo retiene lo que no amarra o algo así ...

Siempre que voy a Carrefour a hacer la gran compra del mes, lo primero que hago es dirigirme a las secciones de libros y música. Me encanta entretenerme a hojear los libros más vendidos, los de autoayuda y hasta los de cocina. Después de caer bajo las redes de alguno, me dirijo directamente a los CDs de música en oferta, esos de hace varios años que ahora los puedes conseguir por tan solo seis euros.
Y así fue como hace tres días me compré el de Jorge Drexler, seguro que le recordáis pues creo que fue en el 2005 ganó el Oscar a la mejor canción, "Al otro lado del río". Como no soy muy buena en eso de anexionar videos musicales ni fotos a mis posts, me limito a recomendaros, si no la habéis escuchado ya con detenimiento, "Todo se transforma".
Desde que lo compré, lo escucho constantemente cuando voy en el coche, es una auténtica joya de principio a fin.

Pues en uno de los temas, a modo de rap de cantautor, dice algo así como lo del principio, que la manera de conservar a alguien es no atarle. Ardua cuestión. Lo medité hace tiempo y pienso que es absolutamente así. ¿Será que en el fondo, aunque nos pasemos la vida buscando el amor, el compartir, el ser dos, en el fondo lo que realmente deseamos es conservar nuestra individualidad?¿Cómo lograr no perderla y no perder tampoco a nuestro amor?

martes, 30 de agosto de 2011

¿A qué me sabe lo cotidiano?

A crepés de chocolate el domingo para desayunar,
al café de cada mañana,
a tierra mojada después de la lluvia,
a mi coche al regreso del mercado,
esa mezcla de fruta fresca y pan recién hecho,
al olor de mi perra cuando despierto
y escucho su respiración, cuando el día aún está oscuro,
al ruido de las hojas al rozarse mecidas por el viento,
a U2 y a Mozart,
a ese poema que me hace caer rendida a sus pies,
a la luz al caer la tarde,
al bizcocho recién horneado que ambienta mi casa,
la higuera de mi calle que siempre me transporta a la infancia,
al huerto de mis abuelos los veranos,
a ese "Te quiero" espontáneo ligado a un tierno abrazo,
las olas del mar haciéndome cosquillas en los pies,
a las sonrisas cómplices y las miradas de comprensión,

...

¡tantas cosas!

la amarilis asomándose cada primavera,
oleo y disolvente como aromaterapia,
un paseo con mi ciudad compartido,

...

domingo, 28 de agosto de 2011

¡Qué raros somos todos!

Acabo de despedir a once invitados, unos muy amigos y otros, amigos de amigos y no necesariamente transmutables en amigos míos, ... todos no, por supuesto. Para ser sincera me estoy refiriendo concretamente a uno de ellos: el ser más machista que se ha cruzado en mi camino y mira que he conocido a unos cuantos. Es de un machismo casposo y ofensivo, dan ganas de vomitarle encima.

Bueno, a estas horas, debería irme a dormir pero me he puesto a recoger la cocina y me he despejado...

Y como esto de los blogs es tan entretenido y una suerte de psicoterapeuta 24 horas, pues puedes soltar tu rollo:
 - siempre,
 - con suerte, alguien te escucha-lee
- puedes incluso ser ayudado por la experiencia y la filosofía de vida de otros
- gratuito
- no necesitas pedir cita ni repedirla si se te complican las cosas  y no puedes ir o, sencillamente, la olvidaste porque ese día estabas estupenda.

En fin, que estoy encantadísima con la función social que cumplen los blogs. Y ahora que no me vengan con esas de que los que andamos por estos lares somos unos inadaptados sociales transitorios que acabamos de vivir alguna gran adversidad ( que sí, en mi caso) o que no tenemos nada mejor que hacer (que puede que también). Nada es excluyente pero tampoco necesariamente debe darse. Es más, pueden ser circunstancias complementarias.

Lo que más me gusta de esto es que pudes soltar lo primero que te venga a la cabeza, por muy burrada que sea, que nadie se entera (entendemos por "nadie", nosotros que somos más alguien que nadie, pero que parecemos pertenecer a un club en el que juramos secreto profesional), si bien una amiga mía sostiene que cualquiera puede averiguar nuestra dirección IP y que eso es fatal porque inmediatamente sabe muchas cosas sobre tí (¿ciencia ficción? ¿paranoias de mi amiga? ¿certeza absoluta que preferimos ignorar?)

Ejem, ejem,...

Creo que me estoy iendo por las ramas para no enfrentarme con lo que había venido a decir:

¡Pero qué raros somos todos! ¡Qué complejos!

¿Y tú te crees que eres un bicho raro? Te aseguro que lo que te pasa a tí es de lo más normalito que te puedes encontrar. Tus reflexiones y divagaciones son muy acertadas, pura clarividencia que a veces resulta bastante nociva. Preferiría ser una ingenua.

viernes, 26 de agosto de 2011

Ya no estás enfadada con el mundo

Hoy tu vida vuelve a comenzar,
el ancla que te tuvo amarrada los últimos meses
cedió ante la buena nueva.
Hoy, el frío se ha hecho rojo
y el bochorno se desnuda para sentir.
Ya no estás enfadada con el mundo,
él y tú celebráis vuestra amistad.
Hoy las hojas que empiezan a caer de los árboles
no son el final del verano,
sino el comienzo de un vital otoño,
de piel tostada y agua del mar,
de ropa blanca,
bailes hasta la aurora.
Mañana será tu cumpleaños
aunque hoy ya te bañas,
te sumerges en el regalo adelantado que ayer rechazabas
y vas dejando su aroma de optimismo
en el hospital,
en las calles,
en todos nosotros.

* La ilusión y la necesidad de compartir lo bueno que nos pasa.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Clases de personas

Le dije:

- ¡Pero es que hay personas con las que no se puede hablar!

Conforme lo decía , ya me iba corrigiendo mentalmente:

- Hay personas con quienes es mejor no hablar.

Me miró estupefacta y luego, como si de repente se hubiese acordado de alguien, asintió con la cabeza y con sus ojos.

...

Y también hay personas maravillosas con quienes hablar tiene un efecto sanador en los peores momentos. Hay llamadas y correos que, sin pretenderlo, llegan en los momentos más convenientes, cuando más los necesitas y te sacan de tu agobio puntual y te hacen ver la vida con unas lentes multicolores...y de repente, suena una música alegre que te envuelve y te eleva...

Besos y abrazos para ellas, aunque algunas no tengan ni la más mínima idea de esto que les escribo.

sábado, 20 de agosto de 2011

" Las chic@s de oro"

Esta tarde he ido a la playa con una amiga y un amigo muy queridos (por mí e imagino que por mucha más gente). La verdad es que era un día de perros para estar en la playa porque la bandera era roja y los de la Cruz Roja (valga la redundancia) no paraban de anunciar que el baño estaba totalmente prohibido a lo largo y ancho de todos los altavoces esparcidos por toda la costa. Bueno, los de la Cruz Roja no, la chica de la Cruz Roja, una chica con voz cabreada que nos gritaba como si fueramos niños en un patio de colegio ( no se parecía demasiado a las chicas de la Cruz Roja de aquella película española y es que, como diría mi abuela, las cosas ya no son como antes).

Por hacer algo especial, nos hemos dado el lujo de alquilar unas hamacas.

Allí estábamos, los tres bocarriba (esta semana quedaremos otro día para ponernos bocabajo y remediar el desastre de bronceado bicolor de hoy), como iba diciendo, los tres bocarriba derritiéndonos al sol.

Si bien dicen que el calor dificulta la concentración y el entendimiento, en este caso operó en mi amigo como un foco de luz "einsteniano". De pronto se incorporó y, sacándonos de nuestro sopor, nos propuso un plan de futuro para después de nuestra jubilación:

- ¡Seremos como "Las chic@s de oro! He pensado que cuando nos jubilemos, nos compremos entre los tres una casa de una sola planta en una isla maravillosa y contratemos a una chica para que nos cuide.

La propuesta iba completamente en serio.

No he podido remediarlo y he empezado a imaginarme a nosotros tres ya viejecitos. En principio, me ha resultado muy gracioso pero cuando regresaba a mi casa he hecho varias reflexiones:

1. Mi amigo piensa que en la vida ya no va a encontrar otra pareja y/o, si la encuentra, la dejará plantada por nuestro plan (¿?)

2. Esto es lo más parecido a una propuesta de matrimonio a largo plazo y eso me mosquea. No pienso volver a casarme.... aunque he de reconocer que sería halagador que alguien me lo propusiese, eso creo, bueno, también dependería del alguien, obviamente.

3. Debo de sentirme muy feliz de que otra persona piense en mí como una de sus compañeras de vejez ???

No sé, estoy hecha un lío.
Consultaré su propuesta con la almohada.

jueves, 18 de agosto de 2011

Nuestro instinto animal

- ¿Por qué crees que me necesitas?¿En qué podría ayudarte?


Cuando salí del cuarto de baño pensé que él ya estaría dormido. Me tumbé, con todo el cuidado de que fui capaz, en el filo de la cama, en posición fetal. Cualquier ligero giro sobre mi eje habría provocado que cayera sobre la moqueta de la habitación del hotel.
En la creencia absoluta de que ya estaba dormido, rompí a llorar en silencio; sin embargo, poco a poco, mis sollozos fueron acrecentándose y con ellos las sacudidas de todo mi cuerpo...

No estaba dormido, tan solo lo fingió.

- Y ahora ¿qué te pasa?

Era incapaz de responderle y, sin pretenderlo, permanecí en un espeso silencio.

Insistió con una perceptible, mal disimulada, violencia en su voz.

- Siento que algo muy grave está sucediendo en mi vida. No sé, es como si me desmoronara por dentro.

Tal y como los animales previenen las catástrofes con mucha más antelación que nosotros,  mi ser se inundó con toda la intuición de mi lado salvaje. Me resultaba imposible verbalizar lo que estaba experimentando, sufriendo, porque sufría. Nunca había vivido nada parecido. No se trataba de ese vacío en el estómago, sinónimo de tristeza, no era ese vacío, todo seguía allí adentro, en la cavidad de mi núcleo, pero se desprendía, sentía como una fuerza bestial lo arrancaba, me desgarraba. Mis órganos, mis vasos sangüineos, mis fluidos se estaban degradando aceleradamente, sin piedad, dejando el aroma de la putrefacción.

Y de toda esa putrefacción se escapó la idea de huir. Le dije:

- ¡Ayúdame a marcharme, necesito regresar a casa! ¡Ayúdame a buscar el primer vuelo! No puedo soportar ni un solo segundo más aquí.
" Sabes la ilusión que tenía en este viaje", respondió enfadado, alzándome la voz...


Advertí que sobre su mesa había una bandeja con pequeños paquetes de pañuelos.    

sábado, 30 de julio de 2011

Saludos afectuosos

En muchas ocasiones, por no decir siempre - ya se sabe, "la excepción confirma la regla"-, descartamos a algunas personas cercanas, próximas en el espacio, en la creencia equivocada de que poco o nada tienen que ver con nosotros, que esos habitáculos corporales que casi nos rozan, alojan seres ordinarios, espécimenes comunes.

Presumimos que tenemos, frente a nosotros o a nuestro lado, trajes y corbatas, vestidos de corte clásico, camisas blancas perfectamente planchadas, caras discretamente maquilladas o barbas bien recortadas.
Esos rostros anodinos tendemos a dotarlos de personalidades perpetuas, inamovibles, congeladas, que no nos depararán sorpresa alguna sin temor a equivocarnos.

En esa bruma que crea una atmósfera gris, nos creemos seres distintos, especiales, con un marcado glamour interior.

Un buen día, un@ va a trabajar fuera del horario, un día de asueto. Te calzas tus sandalias y te metes en tus vaqueros y en esa camiseta que compraste en tu viaje a Turquía hace más de diez años pero que, aunque gastada, siempre la llevas por casa.
Cuando llegas, te sorprende darte de bruces con un colega tuyo de esos con quienes intercambias únicamente "saludos cordiales".

- ¿Aún no estás de vacaciones?
- Bueno, uhmmm... , en realidad se podría decir que sí pues empiezo el lunes...

Cada uno de nuestros cuerpos se pierde entre los picos coleando, los flecos que estimamos inaplazables.

Antes de marcharse, su cara se asoma desde el quicio de la puerta para decirme un adiós cortés, un "felices vacaciones", "que tengas un buen viaje",...; sin embargo, hay palabras en el diccionadrio que escapan de nuestro control, que saltan impulsadas por muelles invisibles, campando a sus anchas en el aire jugando al "pilla, pilla" con nosotr@s. Son palabras comunes disfrazadas de intrascendencia pero que esconden infinitos significados, tantos como situaciones.

No recuerdo cuál era, solo sé que, repentinamente, acabamos sentados, fumando un cigarrillo, o dos o tres,... ya no recuerdo, que olvidamoes nuestro cometido y nuestros compromisos y que compartimos esas vivencias que tan solo conocen quienes las viven contigo y que, sin prometer, juramos que nunca nos las dijimos.

...

Y un lunes cualquiera, nos encontraremos casualmente en el ascensor y tú me abrirás la puerta y me cederás el paso como un caballero y otra vez nos diremos "saludos cordiales"....

viernes, 29 de julio de 2011

Sé que estás mejor

Sé que estás mejor.
Esta tarde, al regreso de mi paseo,
tuve la certeza.
El cielo estaba cálido y en calma.
Sus colores, azúles mezclados con malvas y rosas.
La brisa fresca, apartaba el calor con su mano.
Ha sido como no recibir tu carta en mi buzón,
pero sin la espera previa.
No tuve que abrirlo ansiosa cada día
para no encontrar nada,
nada tuyo.
Hubo una misiva de despedida,
me di cuenta, la intuí.
La leí como siempre, aceleradamente,
con mis prisas, siempre con prisas.
Esa misiva la perdí,
no la encontré cuando fuí esta mañana a releerla.
Puede que se confundiera y acabara en el contenedor de reciclar papel.
La busqué para releerla,
regresar a sus palabras,
a los huecos en blando de su texto.
Eso quería.
Pero la carta ya no está.
Me resta tan solo el recuerdo de tu angustia
amarrado a la esperanza que rezumaban tus letras.
Deseo que te empape y que te colme,
que todos tus blandos huecos en negro se vacíen
y se llenen de blanco,
para que puedas escribir de nuevo
tal como eras,
en colores.

(No debería haberme entretenido con los blogs)

Me levanto temprano, como siempre. A pesar de ello, el hecho de entretenerme en encender el ordenador y darme un paseo matutino por la Globosfera, mientras me tomo mi café con leche bien cargadito y mi tostada, me desbarata mi ya catastrófico cálculo del tiempo...
Más tráfico del habitual (no me lo explico).
Ni un hueco donde aparcar ( si me lo explico, casi siempre es así).
Después de dar tres vueltas estériles, no suena la flauta, desisto y me dirijo al parking más cercano, más cercano y más económico pues desconozco cuántas horas me pasaré aquí.
En la cola de entrada al aparcamiento, me despisto y me meto inmediatamente detrás del coche que me precede, hipnotizada por sus faros traseros o por la letra de la canción de Radio Futura, "Corazón de tiza" o, simplemente, sucumbiendo a la prisa. Lo cierto es que solo cuando me dispongo a salir del coche, tarareando la canción, me doy cuenta de que no llevo el ticket del parking; lo busco hasta debajo de las alfombrillas, rebusco en el bolso , miro y remiro el salpicadero, hasta que caigo en la cuenta de que lo que sucedió es que me deslicé por la rampa detrás de aquellos faros y....

Y mientras mi vida pasa, las manecillas del reloj no se detienen tampoco....

Caigo en la cuenta de que si voy andando hasta la entrada o la caja ya no llego a tiempo a la reunión ni por casualidad. Para entonces ya he cogido todo del coche, lo he cerrado y he caminado un trecho.
Regreso al coche y vuelvo sobre mis ruedas a la entrada desde el fondo del segundo sótano.
El empleado de la caja no puede ser más amable al verme llegar desencajada, acelerada y sudorosa (hoy hace un calor tropical) y cuando le cuento lo que me ha ocurrido, me dice: " Eso no es nada ¡Si supiera todo lo que vemos aquí!" . Me sonríe. Yo le devuelvo la sonrisa.
Embargada por su comprensión, me tranquilizo.
Por fin de camino al trabajo, suena el sonido de mensaje en mi móvil. Una llamada perdida. Un mensaje nuevo. Miro la llamada. Escucho el mensaje, que si he olvidado la cita, que si he tenido algún problema, que ya me están esperando,... No contesto. Apresuro el paso. Estoy a dos minutos...

martes, 26 de julio de 2011

"Envía 50 SMS gratis este mes"

SMS Ella: ¿Cuándo podría llamarte?
SMS Él: Ahora
SMS Ella: ¿Ya?
..Él: Sí, ahora. ¡Llámame!
..Ella: Has respondido demasiado deprisa. Creo que no estoy preparada.
...Él: ¡Pero fuiste tú quien me llamaste!
SMS Ella: Lo sé.
..Él: Deseaba esto.
...Ella: Pues llámame tú.
SMS Él: No puedo, te lo juro, estoy paralizado. Mis dedos (CONTINÚA TEXTO)

De nuevo el sonido de mensaje.

SMS Él: Mis dedos solo quieren escribirte sin parar. No me sale la voz.

Silencio durante un minuto, dos, cinco minutos, una hora, veinticuatro horas,...

...

lunes, 25 de julio de 2011

"Mi hombre ideal"

Últimamente mis gustos están cambiando notablemente. Se me ocurren dos ejemplos para ilustraros:

1º) Me gustan los lunes. Hasta hace no muy poco, no podía soportarlos. Estaba de mal humor hasta las 19.00 horas aproximadamente. Ahora, sin embargo, adoro los lunes. Son mi día favorito de la semana,... después de los sábados, por supuesto (a ellos ya les dedicaré unas palabras otro día). Cuando los domingos por la tarde me van sumiendo paulatinamente en un sucedáneo de depresión, ceno, me acuesto y, al día siguiente, suena la alarma del despertador y yo salto alegre de la cama, dispuesta a comerme el mundo. La idea de encontrarme con mis compañeros de trabajo ( que nadie piense mal, a diferencia de la Ministra de Igualdad, lo utilizo para ambos géneros, el masculino y el femenino), aunque esté hasta arriba de "laboro", me resulta embriagadora. Me ducho, me lavo el pelo y me arreglo como si fuese a una fiesta, eso sí, procurando dotar a mi atuendo de un poco de discreción. * Ruego que si tenéis alguna idea para hacer más soportables los domingos soir me la trasladéis.

2º) Mi prototipo de hombre ideal se ha invertido radicalmente, o casi. Ahora soy de la opinión de que es fundamental que sus primeras dos prioridades o su única prioridad (estimo que las dos van de la mano) tienen que ser el fútbol (ver partidos, se entiende) y practicar deportes varios, cuantos mas, mejor. Las mujeres o la mujer, en mi caso, debe convertirse en su segunda o tercera afición. Ser lo primero ya pasó a la historia. Aquello creaba demasiada presión. Su máxima debe ser "vive y deja vivir". Además, lo del deporte no es una cuestión baladí. Ya lo dijo, no recuerdo quien, "mens sana in corpore sano". En los últimos meses he observado que los hombres que practican deporte no solo están mejor físicamente sino, lo que es aún más importante, están siempre de mejor humor y le restan importancia a todo lo que no sea que pierda su equipo. Se acabaron los de aficiones sedentarias. Hasta hace poco el hecho de que le gustara escribir me hacía caer rendida a sus pies. ¡Craso error! Así me fue con mi EX-, el muy cretino no solo se inventó tamaña mentira sino que, en cuanto me caló, apareció en la siguiente cita con el vaquero más viejo que tenía por casa y un jersey de lana lleno de bolas (debió rescatarlo de algún contenedor), el pelo alborotado y con barba de tres días...

Ahora, os tengo que dejar, me voy a dormir.

domingo, 24 de julio de 2011

Una cabezadita en un tren

Me desperté de repente pero no hubo sobresalto, fue como salir de un dulce sueño, en calma, feliz.
Cuando por fin mis pupilas enfocaron con conciencia, me di cuenta de que tenía mi cabeza apoyada en el hombro de un desconocido. Se trataba de mi compañero de asiento en aquel viaje en tren de ocho horas.
Era de noche. Eso, sumado al cansancio de las últimas semanas, hizo que el sueño me venciera y que yo me dejara vencer por el recuerdo de lo sucedido, queriendo prolongar hasta el final, por temer que no fuese un comienzo, aquella última secuencia de mi vida..Tal y como cuando te despiertas de un hermoso sueño y permaneces en el duermevela recreando una continuación no menos bella, resistiéndote a desligarte de esa fantasía.
Al darme cuenta del error, por llamarle de algún modo, obviamente no era él, me enderecé rápidamente y le pedí disculpas por el exceso de confianza. Él, lejos de estar indignado o molesto, se limitó a sonreirme y en voz muy bajita, muy bajita, como se habla a un niño cuando se despierta por la noche para pedir agua o simplemente dice "mamá, ven", me tranquilizó diciéndome que no tenía importancia. Solo rogué dentro de mí que al menos no hubiese pronunciado íntimas palabras de amor ( muchas veces, parece ser, hablo en sueños).
Miré mi reloj y comprobé que me había pasado cuatro horas así  y, una vez más,  le pedí disculpas y le pregunté, tratando de bromear, si durante todo el tiempo que había permanecido con Morfeo, había estado así, caída sobre él (el "él" equivocado) asintindo con su cabeza.

Os aseguro que no tengo por costumbre dormirme sobre el hombro de desconocidos.