¿Por dónde empiezo?
Hoy he ido al gimnasio a primera hora de la mañana, casi de madrugada, aún estaba oscuro, con la intención de comenzar el día cargada de endorfinas y porque empiezo a estar incómoda dentro de mis vaqueros y esa sensación de estar embutida no la soporto.
Como siempre, me organizo fatal. Prepararlo todo, ropa, zapatos,champú,... bla, bla, bla... para arreglarme al acabar e irme directamente al trabajo, es una misión imposible. Me recuerda aquel anuncio en el que una mujer se veía incapaz de subir unas escaleras pues veía los peldaños como de un metro o más de altura.
No os voy a contar lo que he olvidado o he perdido por el camino porque me da vergüenza a pesar de que no nos conozcamos personalmente. Mientras yo andaba mareada busca que te busca, las demás estaban la mar de organizadas en el vestuario con sus bolsas perfectamente ordenadas. Una vez que terminaban de arreglarse, me preguntaba cómo era posible guardar en sus pequeñas bolsas aquel miniarmario que llevaban puesto. Yo, sin embargo, he tenido que salir hacia mi coche, medio disfrazada y hecha un espanto porque olvidé además de lo que no quiero contaros, el cepillo del pelo y el maquillaje (tampoco es que me maquille mucho pero lo justo para tener un aire más fresco y saludable, una cosa discretita digamos)...
Al llegar al coche, he abierto el maletero y he procedio a cambiarme las zapatillas por los botines de tacón para subir mi autoestima ocho centímetros aproximadamente. Antes he mirado a una lado y a otro para asegurarme de que nadie me veía y, de repente, de no se sabe dónde, un chico surge de la nada y me saluda con la cabeza con cara de "Tranquila, que yo no he visto nada".
A lo que iba, estoy agotada, me duele todo el cuerpo y no son agujetas, creo que me pasé por no ser menos al lado de mi compañera de setenta años, vecina de mi barrio, que cuando he irrumpido en la clase empezada de spinnig, me ha gritado: "¡Guapa!" y yo que quería pasar desapercibida, casi me la cargo. Me he colocado en la bici más alejada que estaba libre y he hecho la mitad de la mitad que los demás... Me he deshidratado. Por supuesto no llevaba ni agua y esa pequeña toalla que portaban todos sobre el manillar. Yo iba "a pelo", lo que me ponía aún más en evidencia.
Lo único que me ha salvado un poco y me ha animado a llegar al final, además de no pasar el apuro de lucirme por delante de todos para marcharme antes, ha sido que la monitora ha terminado con tres canciones de U2 aceleradas, pero de ellos, al fin y al cabo.
¡Qué cara no se me habrá quedado, que me han recomendado jalea real dos veces en el mismo día de hoy!
La otra opción para caber en mis vaqueros sería hacer dieta pero soy incapaz de renunciar al chocolate, a la tostada, ... Además lo del ejercicio físico es importante por la flexibilidad, etc. etc.
Puede que haya otras opciones.
Mañana creo que me daré un respiro.