viernes, 30 de septiembre de 2011

Conexión bidireccional

Sonrien y se miran con la seguridad de quien se sabe atractivo, con la confianza de que su atracción es correpondida.
Un viaje con final feliz, adelantado en sus pensamientos, consumado hasta sus últimos detalles.

Su apariencia, su forma de vestir y hasta sus complementos denotan a priori y sin temor a equivocarme una holgada situación social y profesional. El tiempo que ambos han invertido en arreglarse y en seleccionar cuidadosamente cada prenda y cada detalle ha dado como resultado un aspecto natural, nada artificioso, logrando que se sientan cómodos en sus respectivos envoltorios.
Él, traje de raya diplomática, camisa de cuello original y bonita corbata. Su corte de pelo esmerado, al igual que su barba. Zapatos perfectamente abrillantados.
Ella, vestido de gasa de generoso escote de pico, con un delicado estampado de flores y cazadora de cuero negra muy femenina. Las únicas joyas que la adornan son dos anillos consecutivos con pequeñas flores de brillantes, cuya colocación contigua ofrece una hermosa y artística composición en su mano. Zapatos de tacón de corte clásico. Uñas de los pies pintadas de un rojo apasionado que transmite un mensaje contradictorio.
Ambos con sus maletas de cabina y sus portátiles.

Sus ojos se aspiran al hablarse. Su lenguaje corporal es inequívoco.

Él la mira fijamente a los ojos, haciendo auténticos esfuerzos para no mirar su escote.

En el pasillo de acceso al avión, ambos se apresuran a sacar sus teléfonos de última generación, redactando cariñosos mensajes a sus parejas antes de desconectarlos definitivamente, de desconectarse definitivamente de ellas.
Todo queda al albur de lo que la noche les pida...

domingo, 25 de septiembre de 2011

Il etait une fois...

A pesar de ser un espíritu libre, no me gusta caminar sola salvo que sepa que al final del recorrido me espera alguien y me gusta estar sola en casa si sé que alguien vendrá.


Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, en un lejano país de mi interior, vivía una persona que, de repente, empezó a darse cuenta, a sentir y a reflexionar acerca de la idea de que, en realidad, en su piel habitaba un espíritu libre, uno de esos que caminan sueltos por la vida.
Esa convicción surgió, paradojicamente, mientras su mano era sujetada por otra mano, mientras dormía a diario con él. Sin embargo y a pesar de estar físicamente enlazadas ambas, el contacto ya no era pleno, quedando muchas superficies milimétricas al aire, perdiendo esa sensación mullida y tierna de hogar..
Hacía tiempo que la palabra "yo" había sido suplantada, derrocada, en aquel Reino por la palabra "nosotros" y los lugareños se habían olvidado de su existencia.
La corriente de la vida le (me) arrastraba y yo (ella) me dejaba arrastrar por su fuerza. Era tal la bravura del río que mis brazos, a fuerza de luchar por salir a flote, se habían ido cansando poco a poco, lentamente.
El caso es que un día dejé de sentirlos, primero fueron las yemas de los dedos, después mis manos y luego mis brazos quedaron paralizados, sin que tan siquiera pudiera asirme a una rama de las que bordeaban el río.
Exhausta, me tumbe boca arriba, flotando en el agua y dejando que el río me llevara a su ritmo, a su inercia.
De ese modo, empezó a desplazarme y me desplazó tanto... que un día ya no estaba...

Debí chocar contra una roca en la senda del río.
Me dolió. Me dolió mucho. Me dejó lastimada durante mucho tiempo ...


...


Un acorde de guitarra llegó a mis oídos, recordándome que seguía allí, que seguía aquí.


* Escrito e inspirado en una deliciosa y mágica música, la del genial y mágico compositor canario Enrique Mateu (Unicef).

sábado, 24 de septiembre de 2011

Viernes por la noche

Resulta curioso.
Hace unos días descubrí que en el blog están las estadísticas y que puedes comprobar si en un momento dado hay alguien visitando tu blog.
Ahora mismo hay cinco personas en mi última entrada y una en la penúltima.
No sé quienes sois pero me alegra que vengáis a visitarme, que os despierte interés lo que escribo.

En fin, estaba yo aquí pensando que Blogger debería cerrar los blogs por la noche para impedir que personas como yo se pongan a escribir a estas horas en lugar de dormir.

Acabo de ver una película de esas fáciles: "Sin compromiso". No está mal, en realidad no era tan fácil.

Surgen dos preguntas de ella:

1ª) ¿Los guapos escriben bien? (pregunta superficial donde las halla) y

2ª) ¿Elegimos el amor o él nos elige a nosotros?

Me voy a dormir aunque esta sea una noche de esas en las que después de una dura semana de trabajo, te apetece disfrutar el fin de semana, leer, ver una peli, meterte en Blogger sin prisas, contestar e-mails,.. tomarte un vaso de leche caliente y a dormir, que mañana tengo una cena con amigos y mil planes más.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Todo le resultaba tan estúpido ...

Todo le resultaba tan estúpido.
Tan pronto se despertó aquella mañana, tomó la determinación de telefonearle, de no aplazar más aquella cita aplazada e inaplazable. Pensaba que se volvería loca si dejaba pasar más tiempo.
Desde el viernes anterior ya habían transcurrido cinco días, durante los que ella se las había arreglado excusándose en un viaje de trabajo. La realidad era que ese tiempo había permanecido oculta, como si de una delincuente internacional se tratara, en el apartamento de la playa de su mejor amiga, con el firme propósito de estar ajena a él. Finalmente sí había logrado estar ajena, pero no a él sino a todo, absolutamente en-aje-nada.
No dejaba de resultarle gracioso. Afortunadamente era capaz de conservar su buen humor hasta en las peores circunstancias.
Tomó su desayuno pausadamente y, sin embargo, no lo saboreó.
Sin recoger, se calzó sus zapatillas y salió a pasear con sus perros. Se sorprendió a sí misma repasando en su cabeza una vez más su discurso y, en un acto reflejo, lo apartó de sus pensamientos al mismo tiempo que, mecánicamente, su mano lo apartaba a la altura de su frente.
El día había amanecido nublado, con viento de Levante. Las olas rompían con tanta fuerza que le resultaba imposible pensar en otra cosa que no fuera en ellas.
Cuando regresó tiritaba de frío, el salitre del mar había mojado su pelo y sentía la humedad calándole los huesos. Se dio una ducha caliente, envolviéndose cuidadosamente en la amplia toalla como tratando de mimarse a sí misma, como si su cuerpo no fuera suyo. Y en lugar de cambiarse con sus eternas prisas, se tumbó en la cama y respiró conscientemente, llenando completamente su pecho y su abdomen en cada inspiración y vaciándolos, una y otra vez, meciéndose con este ritmo metódico hasta que se quedó profundamente dormida.

El aviso del teléfono la despertó, sobresaltándola. El mensaje era suyo:

"Deseo que estés teniendo un buen vuelo. Te quiero".

Se le encogió el corazón...


Muchas veces nos empeñamos en forzar las cosas, pretendiendo subrepticiamente que todo sea lógico, reglado, "como tiene que ser", olvidando que vivir tiene que ser como respirar.

martes, 20 de septiembre de 2011

Debatiendo conmigo misma

Cuanto más escribo, más necesito escribir. Al principio la adicción se limitaba al blog como forma de comunicación, de expresión con un destino desconocido, pero, poco a poco, el blog va cobrando otro significado o sentido, el de escribir sin más. En ocasiones se trata de plasmar en la pantalla lo primero que me viene a la cabeza, como ahora me sucede, y  otras, sencillamente experimentar con las palabras, jugar con ellas sin afán alguno de construir algo decente.
Al principio, trataba de elaborar textos cuidados y ahora, eso pasó a un segundo plano.
Escribir se ha convertido en una necesidad y un deseo imperioso de vaciarme, de autoanalizarme, de sacar a la luz escrita algo que llevo escondido dentro.
En ocasiones, cuando llego a un nivel de confianza máximo con alguien, acabo haciendo esto, acabo vomitando lo que siento, lo que pienso, no necesariamente como un sentimiento o pensamiento inamovible o inquebrantable, pero sí como sinceridad desnuda y, en consecuencia, muy expuesta.
Estas veces puede que hasta yo me asuste de lo que digo por su crudeza, por estar despojado de cualquier velo de delicadeza, privado de cualquier disfraz o maquillaje. Las reflexiones o irreflexiones brotan sin tamiz alguno.


Ella sabía que resultaba inevitable en su relación con él, al igual que en las relaciones personales que le importaban, llegar al que denominaba "estado febril", al momento trascendente en el que adoptar precisamente la decisión de continuar flotando en el estanque de aguas cristalinas y tranquilas, en esa dulce situación  en la que se hallaba desde hacía meses, dejándose mecer en su hamaca anclada entra dos robustos, seguros, troncos o arriesgarse.
Ignoraba si podría permanecer de ese modo eternamente o si acabaría cayendo en la apatía, prólogo de la muerte a su lado.
Llevaba varias noches durmiento intranquila. Tampoco a lo largo del día, ni tan siquiera en su trabajo, mantenía la atención y más de una vez alguien la tuvo que sacar de su distracción mal disimulada.
La historia se repetía, el camino volvía de nuevo a bifurcarse. Y así, como siempre, a la derecha se vislumbraba un camino llano, recto, sin obstáculos aparentes, pero una sola dirección sin retorno, un solo sentido.
A la izquierda, partía un camino agraciado con el don del interés paisajístico, bromeaba ella para sí, pero con la contrapartida de ser una vía no trillada, con altos desfiladeros a los lados, imprevisible. Y una vez más, sentía que podía encontrar una señal de camino cortado, viéndose obligada a retroceder y empezar de nuevo, esta vez cansada y lastimada.
Nunca había encontrado alguién como él, tan a su medida, pero eso lejos de tranquilizarla, le hacía temblar cuando no estaba a su lado. Era tan ajustado a ella que no podía evitar sentir que cualquier movimiento, por minúsculo que fuese, haría saltar las costuras...

lunes, 19 de septiembre de 2011

Otoño

Ahora que la brisa fresca regresó para quedarse,
que el calor sofocante jugó con el frío y perdió,
que la humedad se batió en retirada y
los pájaros de mi jardín vuelven a cantarse.

Ahora que las veladas de agosto se evaporan,
que las hojas secas nos regalan su alfombra,
es ahora que mis ventanas se abren,
y enciendo una vela en el farol de mi porche,
para que su luz te de la bienvenida y te alumbre.

Y suena el jazz en mi espacio,
y el aire huele a canela y cacao,
te tiendo mi mano anhelante
abro mis labios y
te brindo mi aliento. 

viernes, 16 de septiembre de 2011

Tiempos muertos (TIME OUT)

Tiempo muerto, time out, tiempo fuera del tiempo. Es como si todos estos espacios de tiempo fueran a parar al "limbo de las horas perdidas", a un espacio ajeno a todo, espacio que no cuenta.

A mí los tiempos muertos me ponen de los nervios. Nunca he sabido muy bien qué hacer con ellos.

Ahora, sumergida hasta el cuello en uno de ellos, ando des-esperada y para "matar" el tiempo, he decidido escribir esto que ahora lees.

Tiempo muerto, matar el tiempo, pasar el rato,.. ¡A ver si encuentro un hueco!...

Para mí, como para muchos supongo, el tiempo es algo muy apreciado, puede que por eso me resulte tan cruel eso de "matarlo".

¿Qué entiendo yo por tiempo muerto?

Lo definiría como aquel lapso de tiempo que te surge inopinadamente, imprevisible en cierto modo o medida, espacio en el que te coloca alguien o algo de quien o de lo que dependes
para continuar con tu vida, para seguir funcionando.
A mí personalmente suele ocurrirme si tengo que ir al médico, transcurriendo en las bien llamadas "Salas de espera" y otras muchas ocasiones me sucede en el trabajo.
No se encuadraría aquí el tiempo de espera en los aeropuertos, por ejemplo, allí es previsible y, en consecuencia, te permite proveerte de una buena novela o perfumarte en el Duty Free sin límite, ojear libros o revistas, tomarte un café mientras observas a los otros viajeros,...

Frecuentemente estas parcelas temporales las empleo en hacer esas llamadas de teléfono que nunca tienes tiempo de hacer y que casi siempre acaban transformadas en e-mails escritos de noche y tardíos.
El problema surge cuando llego a la Z en la agenda y no tengo a mano ni un buen libro  ni un ordenador con acceso a internet con el que navegar. Entonces surgen dos opciones, a saber:

1.- Lamentarse de no poder estar haciendo las mil cosas que tienes pendientes y
2.- Relajarte, respirar hondo y pasar el rato de la mejor manera posible, procurando no mirar el reloj cada dos minutos.

Lo segundo lo escribo, sobre todo, para autoconvencerme, claro está y... en ello estoy.

¿ Y sabes?, al escribir siento que las palabras me acompañan, que no estoy sola porque tú estás aquí, porque me leerás, porque me estás leyendo y, al hacerlo, te siento solo a un metro de mí.


* Escrito ayer , a las tres y media de la tarde.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tiempo de sequía

Estoy seca de ideas.
Cuando estoy seca de ideas, también lo estoy de palabras.
Mis palabras las dicta mi cabeza.
Mi cabeza la domina mi corazón el 90% del tiempo.
Mi corazón es completamente anárquico.
Mi anarquía se guía por la intuición y
la intuición la baso en mis sentimientos.
Mis sentimientos se basan en mis emociones y sensaciones.
Pienso que soy muy empática porque tengo una enorme intuición.
A veces creo que llego a adelantarme a los sentimientos de los demás,
adentrándome en ellos previamente a que sus titulares los sientan.
Esto puede ser tremendamente útil para ayudar a los demás y
tremendamente doloroso cuando de mí se trata.

Una vez leí que la intuición no constituye una suerte de sexto sentido sino que obedece a una serie de parámetros que nuestro cerebro va almacenando y que, en un momento dado, combina a toda velocidad cual si de un cóctel se tratara, haciéndose encender la bombillita.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Luna creciente

Amo Septiembre.
Adoro el color de su cielo en sus noches.
Adoro sus noches de Luna creciente.
Septiembre.
Tumbada sobre la hierba
persigo estrellas con mis ojos,
estrellas dispuestas a caer por mí.
La Luna llena lo eclipsa todo...
blanca luz, brillante y viva,
descarada, resuelta,
me arrollas, me impones,
...
me silencias.
La Luna mengüante me sabe
siempre
siempre
a punto y final.
Contundente, ignoras,te saltas,
mi punto seguido, mi punto y coma,
mi necesario tránsito hacia lo oscuro.
Bosque de ausencias,
Luna que decreces,
que restas,
espacio que cierras,
que me cierra, estanque vacío.
Luna mengüante
me confundes y me dejas.

Creciente Luna:
TÚ eres MI LUNA.
Llenas tus manos de agua y menta,
reflejando en tu cielo mi amado MAR.
Me abres tus puertas hacia la aurora.,
tu camino de plata elaboras
para mis pies desnudos, mojados.
Atenta a mis plegarias,
las que mi corazón te ruega,
empapadas de un cansado amor
y de esperanza.

Querida Luna:
TÚ eres MI LUNA.


* Esta entrada se la dedico a una escritora,
mi amiga virtual/real Ámber. 

domingo, 11 de septiembre de 2011

Bello silencio

No pensaba escribir nada. Me he levantado tarde y he quedado en la playa y después a comer una paella (no lo digo por dar envidia), pero acabo de tener una conversación telefónica que ha desbaratado un poco mi propósito de ponerme el bikini e irme YA.
No voy a contar la conversación porque no es el caso. Solo reflexionar sobre la necesidad de pensar lo que se dice y no decir siempre lo que se piensa, tampoco lo que no se piensa, tan solo callarse. Como decía el de "El último de la fila":

         Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio
         no lo vayas a decir

Por otro lado, ante los inevitables "bocazas", no siempre mal intencionados, conviene desarrollar un buen impermeable de vivos colores para que nos resbale lo que nos digan.

Besos y abrazos a todos y FELIZ DÍA DE DOMINGO (incluida la tarde, especialmente la tarde para variar).

jueves, 8 de septiembre de 2011

Extraños estados de ánimo

En nuestro camino por la vida, atravesamos por muchos estados de ánimo. En algunos hacemos paradas breves como en el más deseado, el de la FELICIDAD. Periódicamente aparecerán en nuestras vidas esos instantes o tardes o mañanas o días en los que nos sentimos inmensamente dichosos. Querríamos atrapar esa sensación pero tan solo logramos grabarla en nuestro recuerdo y rememorarla con nostalgia cuando el viento no sopla a nuestro favor; brindandos por ella siempre que tenemos ocasión. Ciertamente se trata de una palabra maravillosa: felicidad. Suena la música al pronunciarla.
Luego, en el otro extremo, estaría la tristeza, si bien no siempre es igual y no todos la sentimos igual. Se diría que hay distintos grados y distintas calidades. Se vive de diferente manera según las estaciones y, sin embargo, curiosamente, estimo que está compuesta de la misma materia, a mi modo de ver, la de una tarde de domingo de frio invierno y la de una noche calurosa de agosto, de esas en las que no corre ni un soplo de aire.
La alegría, distinta a la felicidad, si bien pueden ir de la mano frecuentemente.
El miedo, uno de nuestros peores enemigos.
La desdicha. El desengaño, el desencanto. La euforia...
Recientemente he descubierto dos nuevos estados de ánimo que me dejan confusa y no dejan de sorprenderme; quizás, los más complejos que he experimentado.
El primero, afortunadamente o no, ya lo tengo superado. No sé si vosotros habéis experimentado alguna vez esa sensación; si es así, me gustaría que lo compartieráis conmigo. Es sentir que no temes a nada porque tu vida está al límite. Es vivir despojándote de todos los miedos y prejuicios con respecto a ti mismo. Ser tú en estado puro y vivir como si tu vida se pudiera terminar un minuto después. Vivir la vida intensamente en las pequeñas cosas como escaparte de pronto a la playa al amanecer y pasarte una hora en el mar sintiendo el agua en tu piel, como si el sol y el mar estuvieran allí solo para mi. Era decir lo que pensaba sin ponerme cortapisas... Me cuesta expresarlo... No sé... A veces lo añoro.
El segundo es ese estado en el que a pesar de que sabes que se te avecina una guerra mundial, estás extrañamente más en paz que nunca y feliz. Ese es mi estado actual. Tanto ayer como hoy dos personas me dijeron: "¡Te veo muy bien!La cara es el espejo del alma". Y yo pensando por dentro: "¡Si supieras!".
No sé, ¿no sería mejor que me preparara por lo que puede, lo que va a venir? Pero no quiero dejar de sentir esta paz que sé que precede a la tempestad...

martes, 6 de septiembre de 2011

Sin título

¿Recuerdas aquella sensación en nuestros pies?
Algunos días, cuando va a cambiar el tiempo,
mis tobillos me recuerdan a tí.
Nuestros pies anclados en el suelo,
hundiéndose en el mármol.

Aún dibujo tu silueta
con el carbón de mi memoria
en el lienzo de mi cuerpo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Maravillosa tormenta

Anteayer el bochornoso calor del verano llegó a su cúspide. En el trabajo, en el supermercado, en la panadería, en el ascensor,... solo se hablaba de eso. Y no era hablar por hablar, esta actividad a la que somos tan aficionados.
Después de comer, se oscureció el cielo en cuestión de segundos, como si de repente hubiese atardecido. El cielo plomizo en lugar de inducir a la tristeza, se convirtió en sinónimo de refugio, de calidez, de abrigo.
Subí hasta arriba todas las persianas de mi casa, que hasta entonces habían permanecido a medio gas resguardándome del calor.
Me apetecía ver lo más posible, abarcar con mi mirada el cielo, los árboles, los arbustos,...
Había tendido la ropa por la mañana y aunque mi primer impulso me habría conducido a recogerla, el movimiento del mantel, de la blusa, de las sábanas, ... ¿Cómo decirlo?... Me quedé hipnotizada por su lento vaivén, el aire se insuflaba en los bajos de la ropa y la hacía elevarse suavemente hasta arriba y, después, volvía a descender lentamente, como a cámara lenta. Silbaba el viento, quedamente (¡qué palabra! no sé cómo ha salido, debemos de tener cientos de palabras retenidas en nuestro cerebro a punto de saltar, deseando que les demos el disparo de salida)...
El viento silbaba y como era la sobremesa, ni un solo motor de coche enturbiaba el momento.
Seguí observando. También los pájaros estaban cantando alegres, desbancando a las chicharras que se habían apoderado de la Naturaleza los últimos meses.
Y yo estaba allí, como una privilegiada espectadora, en medio del silencio de artificio y el sonido que despierta los sentidos.
Me sacó del embeleso la tormenta, primero los relámpagos y después los truenos y después la lluvia, su maravilloso tintineo, los charcos que se iban formando, el río que caía en mi calle. Conforme arreciaba, yo me iba sintiendo cada vez mejor; me iba vaciando de la zozobra, de mis preocupaciones, ... La lluvia caía con la fuerza con la que se rompe a llorar cuando se ha resistido el llanto con uñas y dientes e inesperadamente alguien te toca el corazón con una frase o agarrándote la mano.
Llovió mucho tiempo, no sabría decir cuanto. Permanecía allí en la ventana, con la ventana abierta de para en par, hasta que como en una sinfonía la música desciende el rítmo y la intensidad hasta concluir en la nada.
Y otra vez, el olor que dejó me hizo sentir de maravilla, muy viva, por fin viva después de mucho tiempo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

¿Uno solo retiene lo que no amarra?

Uno tan solo retiene lo que no amarra o algo así ...

Siempre que voy a Carrefour a hacer la gran compra del mes, lo primero que hago es dirigirme a las secciones de libros y música. Me encanta entretenerme a hojear los libros más vendidos, los de autoayuda y hasta los de cocina. Después de caer bajo las redes de alguno, me dirijo directamente a los CDs de música en oferta, esos de hace varios años que ahora los puedes conseguir por tan solo seis euros.
Y así fue como hace tres días me compré el de Jorge Drexler, seguro que le recordáis pues creo que fue en el 2005 ganó el Oscar a la mejor canción, "Al otro lado del río". Como no soy muy buena en eso de anexionar videos musicales ni fotos a mis posts, me limito a recomendaros, si no la habéis escuchado ya con detenimiento, "Todo se transforma".
Desde que lo compré, lo escucho constantemente cuando voy en el coche, es una auténtica joya de principio a fin.

Pues en uno de los temas, a modo de rap de cantautor, dice algo así como lo del principio, que la manera de conservar a alguien es no atarle. Ardua cuestión. Lo medité hace tiempo y pienso que es absolutamente así. ¿Será que en el fondo, aunque nos pasemos la vida buscando el amor, el compartir, el ser dos, en el fondo lo que realmente deseamos es conservar nuestra individualidad?¿Cómo lograr no perderla y no perder tampoco a nuestro amor?