sábado, 30 de julio de 2011

Saludos afectuosos

En muchas ocasiones, por no decir siempre - ya se sabe, "la excepción confirma la regla"-, descartamos a algunas personas cercanas, próximas en el espacio, en la creencia equivocada de que poco o nada tienen que ver con nosotros, que esos habitáculos corporales que casi nos rozan, alojan seres ordinarios, espécimenes comunes.

Presumimos que tenemos, frente a nosotros o a nuestro lado, trajes y corbatas, vestidos de corte clásico, camisas blancas perfectamente planchadas, caras discretamente maquilladas o barbas bien recortadas.
Esos rostros anodinos tendemos a dotarlos de personalidades perpetuas, inamovibles, congeladas, que no nos depararán sorpresa alguna sin temor a equivocarnos.

En esa bruma que crea una atmósfera gris, nos creemos seres distintos, especiales, con un marcado glamour interior.

Un buen día, un@ va a trabajar fuera del horario, un día de asueto. Te calzas tus sandalias y te metes en tus vaqueros y en esa camiseta que compraste en tu viaje a Turquía hace más de diez años pero que, aunque gastada, siempre la llevas por casa.
Cuando llegas, te sorprende darte de bruces con un colega tuyo de esos con quienes intercambias únicamente "saludos cordiales".

- ¿Aún no estás de vacaciones?
- Bueno, uhmmm... , en realidad se podría decir que sí pues empiezo el lunes...

Cada uno de nuestros cuerpos se pierde entre los picos coleando, los flecos que estimamos inaplazables.

Antes de marcharse, su cara se asoma desde el quicio de la puerta para decirme un adiós cortés, un "felices vacaciones", "que tengas un buen viaje",...; sin embargo, hay palabras en el diccionadrio que escapan de nuestro control, que saltan impulsadas por muelles invisibles, campando a sus anchas en el aire jugando al "pilla, pilla" con nosotr@s. Son palabras comunes disfrazadas de intrascendencia pero que esconden infinitos significados, tantos como situaciones.

No recuerdo cuál era, solo sé que, repentinamente, acabamos sentados, fumando un cigarrillo, o dos o tres,... ya no recuerdo, que olvidamoes nuestro cometido y nuestros compromisos y que compartimos esas vivencias que tan solo conocen quienes las viven contigo y que, sin prometer, juramos que nunca nos las dijimos.

...

Y un lunes cualquiera, nos encontraremos casualmente en el ascensor y tú me abrirás la puerta y me cederás el paso como un caballero y otra vez nos diremos "saludos cordiales"....

viernes, 29 de julio de 2011

Sé que estás mejor

Sé que estás mejor.
Esta tarde, al regreso de mi paseo,
tuve la certeza.
El cielo estaba cálido y en calma.
Sus colores, azúles mezclados con malvas y rosas.
La brisa fresca, apartaba el calor con su mano.
Ha sido como no recibir tu carta en mi buzón,
pero sin la espera previa.
No tuve que abrirlo ansiosa cada día
para no encontrar nada,
nada tuyo.
Hubo una misiva de despedida,
me di cuenta, la intuí.
La leí como siempre, aceleradamente,
con mis prisas, siempre con prisas.
Esa misiva la perdí,
no la encontré cuando fuí esta mañana a releerla.
Puede que se confundiera y acabara en el contenedor de reciclar papel.
La busqué para releerla,
regresar a sus palabras,
a los huecos en blando de su texto.
Eso quería.
Pero la carta ya no está.
Me resta tan solo el recuerdo de tu angustia
amarrado a la esperanza que rezumaban tus letras.
Deseo que te empape y que te colme,
que todos tus blandos huecos en negro se vacíen
y se llenen de blanco,
para que puedas escribir de nuevo
tal como eras,
en colores.

(No debería haberme entretenido con los blogs)

Me levanto temprano, como siempre. A pesar de ello, el hecho de entretenerme en encender el ordenador y darme un paseo matutino por la Globosfera, mientras me tomo mi café con leche bien cargadito y mi tostada, me desbarata mi ya catastrófico cálculo del tiempo...
Más tráfico del habitual (no me lo explico).
Ni un hueco donde aparcar ( si me lo explico, casi siempre es así).
Después de dar tres vueltas estériles, no suena la flauta, desisto y me dirijo al parking más cercano, más cercano y más económico pues desconozco cuántas horas me pasaré aquí.
En la cola de entrada al aparcamiento, me despisto y me meto inmediatamente detrás del coche que me precede, hipnotizada por sus faros traseros o por la letra de la canción de Radio Futura, "Corazón de tiza" o, simplemente, sucumbiendo a la prisa. Lo cierto es que solo cuando me dispongo a salir del coche, tarareando la canción, me doy cuenta de que no llevo el ticket del parking; lo busco hasta debajo de las alfombrillas, rebusco en el bolso , miro y remiro el salpicadero, hasta que caigo en la cuenta de que lo que sucedió es que me deslicé por la rampa detrás de aquellos faros y....

Y mientras mi vida pasa, las manecillas del reloj no se detienen tampoco....

Caigo en la cuenta de que si voy andando hasta la entrada o la caja ya no llego a tiempo a la reunión ni por casualidad. Para entonces ya he cogido todo del coche, lo he cerrado y he caminado un trecho.
Regreso al coche y vuelvo sobre mis ruedas a la entrada desde el fondo del segundo sótano.
El empleado de la caja no puede ser más amable al verme llegar desencajada, acelerada y sudorosa (hoy hace un calor tropical) y cuando le cuento lo que me ha ocurrido, me dice: " Eso no es nada ¡Si supiera todo lo que vemos aquí!" . Me sonríe. Yo le devuelvo la sonrisa.
Embargada por su comprensión, me tranquilizo.
Por fin de camino al trabajo, suena el sonido de mensaje en mi móvil. Una llamada perdida. Un mensaje nuevo. Miro la llamada. Escucho el mensaje, que si he olvidado la cita, que si he tenido algún problema, que ya me están esperando,... No contesto. Apresuro el paso. Estoy a dos minutos...

martes, 26 de julio de 2011

"Envía 50 SMS gratis este mes"

SMS Ella: ¿Cuándo podría llamarte?
SMS Él: Ahora
SMS Ella: ¿Ya?
..Él: Sí, ahora. ¡Llámame!
..Ella: Has respondido demasiado deprisa. Creo que no estoy preparada.
...Él: ¡Pero fuiste tú quien me llamaste!
SMS Ella: Lo sé.
..Él: Deseaba esto.
...Ella: Pues llámame tú.
SMS Él: No puedo, te lo juro, estoy paralizado. Mis dedos (CONTINÚA TEXTO)

De nuevo el sonido de mensaje.

SMS Él: Mis dedos solo quieren escribirte sin parar. No me sale la voz.

Silencio durante un minuto, dos, cinco minutos, una hora, veinticuatro horas,...

...

lunes, 25 de julio de 2011

"Mi hombre ideal"

Últimamente mis gustos están cambiando notablemente. Se me ocurren dos ejemplos para ilustraros:

1º) Me gustan los lunes. Hasta hace no muy poco, no podía soportarlos. Estaba de mal humor hasta las 19.00 horas aproximadamente. Ahora, sin embargo, adoro los lunes. Son mi día favorito de la semana,... después de los sábados, por supuesto (a ellos ya les dedicaré unas palabras otro día). Cuando los domingos por la tarde me van sumiendo paulatinamente en un sucedáneo de depresión, ceno, me acuesto y, al día siguiente, suena la alarma del despertador y yo salto alegre de la cama, dispuesta a comerme el mundo. La idea de encontrarme con mis compañeros de trabajo ( que nadie piense mal, a diferencia de la Ministra de Igualdad, lo utilizo para ambos géneros, el masculino y el femenino), aunque esté hasta arriba de "laboro", me resulta embriagadora. Me ducho, me lavo el pelo y me arreglo como si fuese a una fiesta, eso sí, procurando dotar a mi atuendo de un poco de discreción. * Ruego que si tenéis alguna idea para hacer más soportables los domingos soir me la trasladéis.

2º) Mi prototipo de hombre ideal se ha invertido radicalmente, o casi. Ahora soy de la opinión de que es fundamental que sus primeras dos prioridades o su única prioridad (estimo que las dos van de la mano) tienen que ser el fútbol (ver partidos, se entiende) y practicar deportes varios, cuantos mas, mejor. Las mujeres o la mujer, en mi caso, debe convertirse en su segunda o tercera afición. Ser lo primero ya pasó a la historia. Aquello creaba demasiada presión. Su máxima debe ser "vive y deja vivir". Además, lo del deporte no es una cuestión baladí. Ya lo dijo, no recuerdo quien, "mens sana in corpore sano". En los últimos meses he observado que los hombres que practican deporte no solo están mejor físicamente sino, lo que es aún más importante, están siempre de mejor humor y le restan importancia a todo lo que no sea que pierda su equipo. Se acabaron los de aficiones sedentarias. Hasta hace poco el hecho de que le gustara escribir me hacía caer rendida a sus pies. ¡Craso error! Así me fue con mi EX-, el muy cretino no solo se inventó tamaña mentira sino que, en cuanto me caló, apareció en la siguiente cita con el vaquero más viejo que tenía por casa y un jersey de lana lleno de bolas (debió rescatarlo de algún contenedor), el pelo alborotado y con barba de tres días...

Ahora, os tengo que dejar, me voy a dormir.

domingo, 24 de julio de 2011

Una cabezadita en un tren

Me desperté de repente pero no hubo sobresalto, fue como salir de un dulce sueño, en calma, feliz.
Cuando por fin mis pupilas enfocaron con conciencia, me di cuenta de que tenía mi cabeza apoyada en el hombro de un desconocido. Se trataba de mi compañero de asiento en aquel viaje en tren de ocho horas.
Era de noche. Eso, sumado al cansancio de las últimas semanas, hizo que el sueño me venciera y que yo me dejara vencer por el recuerdo de lo sucedido, queriendo prolongar hasta el final, por temer que no fuese un comienzo, aquella última secuencia de mi vida..Tal y como cuando te despiertas de un hermoso sueño y permaneces en el duermevela recreando una continuación no menos bella, resistiéndote a desligarte de esa fantasía.
Al darme cuenta del error, por llamarle de algún modo, obviamente no era él, me enderecé rápidamente y le pedí disculpas por el exceso de confianza. Él, lejos de estar indignado o molesto, se limitó a sonreirme y en voz muy bajita, muy bajita, como se habla a un niño cuando se despierta por la noche para pedir agua o simplemente dice "mamá, ven", me tranquilizó diciéndome que no tenía importancia. Solo rogué dentro de mí que al menos no hubiese pronunciado íntimas palabras de amor ( muchas veces, parece ser, hablo en sueños).
Miré mi reloj y comprobé que me había pasado cuatro horas así  y, una vez más,  le pedí disculpas y le pregunté, tratando de bromear, si durante todo el tiempo que había permanecido con Morfeo, había estado así, caída sobre él (el "él" equivocado) asintindo con su cabeza.

Os aseguro que no tengo por costumbre dormirme sobre el hombro de desconocidos.

sábado, 23 de julio de 2011

Irreflexiones

Sí, ya sé que es muy tarde y que no debería estar aquí, sentada frente a esta pantalla, revisando otros blogs y escribiendo.
Sí, ya sé que últimamente, salgo mucho, duermo poco, visito demasiaso internet, como cualquier cosa..(hoy caí en la cuenta de que llevo una semana sin pisar el supermercado y es asombroso el tiempo que ganas, tengo un montón de comida haciéndose mala en la nevera), leo mucho, mucho, trabajo poco, no tengo ganas de trabajar. No enciendo nunca la tele. Fíjate que me había comprado dos películas en DVD " Con faldas y a lo loco" y " Mujercitas" (debo ser la última que compra películas y va al videoclub, cualquier día lo cierran pues cada vez tiene menos espacio para pelis y más para revistas, libros, comestibles, hasta cuentos en francés para niños,..). Me gustaría irme a un sitio en la montaña, con silencio, olor a campo, cielos estrellados, aire puro, frío y cristalino, ruido de torrentes de agua. Me encantaría llevarme material para dibujar y pintar. Tomarme un desayuno de pan de pueblo con leche recien ordeñada, mermeladas caseras,... Que me mimaran y dejarme mimar. Quedarme dormida en la cama leyendo con el libro caído sobre mi pecho y que alguien viniera, retirase el libro, me tapara con una manta y apagase la luz...y se marchara silenciosamente, no sin antes darme un beso en la frente. Recuerdo aquella vez en que siendo muy pequeña cogí unas anginas de esas que te dejan apartada de la circulación. Era verano, lo que suponía que todo era aún peor. Mis hermanos y mis primos jubaban en casa de mis abuelos, se bañaban en la piscina,... y yo, en camita con 39 de fiebre. Uno de mis primos vino a hacerme una visita para animarme y antes de marcharse me dio un beso en la frente. Ternura en estado puro.
Acabo de venir a cenar. En princicio iba a ser tomar una cerveza con unos frutos secos, charlar un rato tranquilamente, reirnos de todo y hemos acabado cenando, vomitando mi movida del día y riendo otra vez sin parar. Adoro a mis amigos, me gusta sentir sus abrazos sinceros de esos de "sé que no estás bien hoy y por eso te abrazo así y por eso no te voy a preguntar nada, si quieres me lo cuentas tú, solo estoy aquí para lo que necesites".
Al blog le falta eso, faltan los sentidos.

Os deseo dulces sueños y mimos a todos los que vayáis a caer en esta entrada.

jueves, 21 de julio de 2011

La libertad

Escribo esto y me piro porque he quedado dentro de tan solo media hora. No quiero que se me vaya la idea. Espero que quien me metió en esto me ayude a deshabituarme.


Al  principio, la libertad era el caos,
la desidia,
enajenación,
la anarquía,
deshinibición,  deshaucio,
la ausencia de límites,
la valentía desbordada sin criterio,
la falta de pudor de mostrarme al mundo tal y como me sentía,
la ausencia de clandestinidad,
el ánimo sin techo,
el tiempo, sin noche ni día, era un parármetro sin significado.

Después la libertad se transmutó en miedo,
en extravío,
vértigo,
en pudor por lo anterior,
en velo, en indecisión.

Por fin pasó el duelo.
La LIBERTAD encontró el Norte,
se desperezó y
tras abrir los ojos
se colmó de sentido,
de caricias y besos
...
por siempre.

HUELLA INDELEBLE

Llevo escasas semanas sumergida en el Océano Blogosférido y creo que, aún siendo pocas, han sido intensas, habiéndome dejado calada hasta los huesos y su agua salada cura las heridas pero también escuece.
En estos días se han producido dos incidentes que se han salido de madre y sigo sin entender plenamente qué es lo que puede haber generado tanta tensión y polémica ( no me gustan ninguna de ellas y me entristece que precisamente hayan girado alrededor de alguien que desde el principio me cayó bien y me tendió su mano). Decía, .... a pesar de ello creo que sí he podido extraer algunas conclusiones.
Un compañero de blog reflexionaba en voz escrita hace unos días y decía que esa sensación de cercanía, ese penetrar con rapidez y certeza en la personalidad de los habitantes de este medio de comunicación podía obedecer a que, de entrada, había una barrera que ya estaba superada a diferencia de la vida "real" (las comillas son mías).
Y puede que sea precisamente esto lo que me haya llevado a mí recientemente a ser demasiado impetuosa al poner en la boca de alguien cuestiones por ella nunca fueron formuladas, en lo que consideraba que no era más que un guiño a la filosofía del blog en el que me colé.
Resulta obvio que, sin detenerme a medir las consecuencias, me salté a la torera, en parte inducida por el autor del blog (¡ pasen y den rienda suela a su libertad de expresión!) algunos de los límites - que también se dan aquí- de la GRANDEZA de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
Aquí no vale todo, está claro.
Empiezo a comprender que algunos coloquen a los comentarios el filtro a la edición. Aún así, esa censura no deja de provocar cierto morbo y, a mi modo de ver, resta transparencia. Algunos no queremos renunciar al DERECHO A SER INFORMADOS.
En fin, concluyo que a partir de este instante ( el instante se retrotrae a esta mañana cuando escribía estas notas en el tranvía) pretendo, aunque no sea definitivo - ya sabemos que todo cambia, bla, bla, bla,... y también yo podría cambiar de opinión en consonancia con mi espíritu vivo- no herir la sensibilidad de nadie, siendo políticamente correcta. Prefiero dejar huellas indelebles en forma de caricias.

Alzando mi mano derecha presto el siguiente juramento:

Procuraré tener un comportamiento impoluto y transitar por este medio tal y como lo hago en mi vida de carne y hueso, esto es, respetando las barreras que otros colocan y no traspasarlas a no ser que me fuesen franqueadas.

Confiando en la hospitalidad de las gentes,
mis respetos.

martes, 19 de julio de 2011

Aire de otoño

Salgo de casa y el olor a tierra mojada me conduce al deseo de que llegue un otoño, no es el anhelo de que pase el tiempo, de que acabe el verano, no, no es eso; tampoco que pase para que llegue el otoño correspondiente a este año, sino un otoño cualquiera de un año cualquiera. Únicamente que llegue esa estación, el olor de las primeas lluvias, una brisa nueva que traiga el recogimiento, la intimidad, el sosiego,…
            ¿Se puede añorar un tiempo atemporal?
Hoy, a pesar de estar en pleno verano, el tiempo ha refrescado, han bajado las temperaturas y el cielo está, no gris, gris sería invierno y frío, sino azul con un poquito de blanco, otro poquito de ocre y una pizca de laca carmín.
El aire, tibio y fresco, mece las hojas de los árboles con suma delicadeza, acariciándolas calidamente, venerándolas, respetando su libertad. Danza con ellas, impulsando su movimiento el tiempo justo. Después, las deja caer en su abandono, las suelta, permitiéndoles que retornen a su lugar por la gravedad, sin quebrar las ramas que las sostienen ni modificarlas ni un ápice en su estructura.
Presiento que esto que vivo es perentorio, que su plazo de caducidad no tardará mucho en concluir. Y mientras llega, tú pululas a mi alrededor como el aire que me rodea y que respiro. A veces, con este calor, me tumbo en el suelo, directamente sobre el mismo, sin ninguna esterilla, sintiendo directamente su frescor. Cierro los ojos, me relajo e imagino que siento los rayos del sol rozándome la piel, siento su calor y después sigo imaginando, e imagino el aire y lo noto circular entre los dedos de mis pies, entre todos los huecos que deja mi cuerpo al posarse allí.
Ese aire eres tú.
No sé aun lo que quiero, no anhelo nada en particular,  no hay nada concreto, es un algo indefinido de contornos imprecisos. Puede que tan solo sea que un otoño me traiga esas sensaciones y poder sentirlas sin más.

domingo, 17 de julio de 2011

En cada instante, todo puede comenzar

...
- ¡Me siento demasiado feliz! Hoy lloraría ante el menor roce de tu piel...Siento como si algo hubiera terminado para mí.
-¿A qué te refieres?
-No me preguntes eso.
-Nada ha terminado. Sólo comienza algo. Además, ¿no crees que el final de algo es el comienzo de otra cosa?.. ( LO BELLO Y LO TRISTE, Kawabata)

Felicidad y llanto.
Hace mucho tiempo que no lloro. Mucho tiempo es, como todo, relativo. Tendría que computarse desde los últimos dieciocho meses. Recuerdo la última vez, fue en la comida de jubilación de un compañero de trabajo. Su mejor amigo y compañero estaba allí. Nos regaló a él y a todos los allí presentes un discurso de despedida cercano y sentido. Parte de sus palabras iban dirigidas a su mujer, a todos los años que habían compartido, haciendo referencia a detalles cotidianos de su día a día. Se me encogió el estómago ( si , quizás tengas razón, puede que el amor viva en este órgano vital). Añoré algo que ya nunca tendré, algo no exactamente así.

Hoy creo que tengo un mal día, echo muchísimo de menos a alguien.

P.D. Le dedico este texto a quien me prestó a Kawabata.

sábado, 16 de julio de 2011

EN EL DESIERTO DE PALABRAS (por fin)

Había escrito, no esto, algo parecido, hace unos días. Por supuesto, al no poder editarlo por problemas de mi blog, ya no es exactamente lo mismo.


Sin preámbulos, en el desierto de palabras,desde la lejanía en la que se hallabaquiso saber:
- ¿ Por qué me has elegido?
-  Me dijeron que eras el mejor y pienso que, dadas mis circunstancias, necesito al mejor.
- ¿ Nos habíamos visto antes?
Podría haber respondido que no, al fin y al cabo, aquella habría sido la respuesta más sencilla, menos comprometida, pero

- Creo que un par de veces.
- ¿Y qué te parecí?
 Silencio infinito.
La vida me estaba brindando una segunda oportunidad de escurrirme; sin embargo, mi voz se precipitó sin contar conmigo, me atropelló una vez más, como venía haciéndolo en las últimas semanas

- No me gustó tu modo de actuar...

Este mundo blogosférico no deja de sorprenderme. Parece ser que existen millones de blogs. Entre todos ellos, ignoro que me hizo decantarme desde el principio por un puñadito y, especialmente, por dos en concreto. En lo poco que llevo, siento (es algo intuitivo y visceral) que a través de la forma de escribir te acercas a la personalidad de los demás mucho más deprisa y de forma más precisa que con la palabra hablada a la hora de un café o de una cerveza.

viernes, 15 de julio de 2011

EN EL TRAPECIO, SIN RED

Aún siento el vértigo en mi estómago.
En el trapecio y sin red,
hallándome en la red como nunca
pues poco hace que me precipité,
busco un lugar donde resguardarme.

Llévame,
muy lejos,
fuera de este tiempo y este espacio.
Piérdeme en un lugar sin coordenadas,
contigo.
Me basta un simple gesto de cortesía tuyo.
Te seguiré
pero no me atarás,
entre nosotros no habrá lazos,
solo corrientes pues ahora
soy libre.
Entre toda esta bruma que me envuelve,
todavía atisvo el esplendor,
el rayo de luz que me conduce
a mi nueva vida,
sin tinieblas,
sin llantos ni gemidos,
sin secretos,
sin escalofríos,
sin dobleces,
sin odio,
sin temores,
TÚ.

EL AZAR

Caminando por la calle el sonido estridente de mi movil me despierta del ensimismamiento que me provoca disfrutar de mi ciudad.
Extraigo con los nervios habituales el teléfono del bolso (nunca lo encuentro y rara vez contesto a tiempo) y al ver su nombre en la pantalla, noto perfectamente como si un lápiz dibujara con trazo firme y decidido una sonrisa en mi rostro.

- ¡Hola! - le digo.
... Silencio
- ¿ qué me cuentas?, agrego.

A continuación, me cuenta que no sabe cómo ha marcado mi número, que ha debido hacerlo sin darse cuenta. Pero, de ser así, no sería lógico que al descolgar yo, se oyese su voz sino el típico ruido de tráfico o de tertulia o de no sé yo.
Finjo que es totalmente creible su explicación y entonces me sorprende... o no... diciendo que ya que por el azar había marcado mi número, podíamos aprovechar para charlar.

- Me parece genial, precisamente ahora voy por la calle, he quedado y me faltan aún unos veinte minutos de paseo para llegar a mi cita.

...

lunes, 4 de julio de 2011

Nada y todo

Leerte me aboca a un caudal de sensaciones, emociones y sentimientos.Tus letras me agarran con una dulce violencia y me transportan a donde tú quieres. Sí, me marean y me embriagan dejandome en un coma etílico, pero no te confudas, no son lo que tú quieres, no son solo erotismo, sensualidad y sexo únicamente ...

No le conocía de NADA y, sin embargo, debía contarle TODO acerca de mí o casi todo.
En cualquier caso, TODO era demasiado íntimo.
Sentada en la sala de espera, absorta no sé muy bien en qué, de pronto asomó su cara que me sonreía amigablemente.
Era una cara fácil,
con una expresión que debía haber repetido hasta la saciedad pero que, en modo alguno, su reiteración le había restado frescura y espontaneidad.
Me hizo pasar a su despacho, rogándome que tomara asiento.
Mientras él ordenaba escrupulosamente su mesa,
yo observaba su rostro,
imagino que trataba de hallar en él, no sé, algo familiar,.
un rasgo suyo que me franqueara la puerta de la confianza.
Ante mí se extendían tan solo ciento treinta centímetros,
el ancho de su mesa,
un abismo...

No trates de esconderte tras ellas, tras tus palabras, ni te valgas de esas fotos que poco o nada tienen que ver con ellas. Aunque lo  pretendas, tu esfuerzo es estéril.

domingo, 3 de julio de 2011

Morir viviendo

A mi perra siempre le gustó darse largos paseos por la playa.
Todo surgió el día que descubrió que no había troncos de árboles ni coches ni farolas..., ningún obstáculo. Coger carrerilla y correr sin freno, sin miedo a chocarse con nada ni con nadie porque nada había y porque los escasos paseantes siempre la esquivaban con premura sin que ella advirtiera el riesgo.
Así era, nada había en varios kilómetros, el momento de chocarse estaba tremendamente lejos aunque ella no lo supiera con certeza.
Yo nunca la perdía de vista pero a veces se alejaba tanto que me resultaba imposible alcanzarla ante cualquier contratiempo.Tampoco importaba demasiado. Nada era irreparable.
Ella en ninguna ocasión dejaba pasar la oportunidad de irrumpir en el agua, fuera verano o invierno, hiciese un calor sofocante o un día ventoso de esos de duro invierno en los que la arena te reboza la piel y el cuerpo a cuerpo es con el aire.
No sé cuándo descubrió que los domingueros, unos seres muy simpáticos, siempre le dejaban olvidado algún resto de bocadillo a modo de presente y así fue como poco a poco fue sustituyendo sus carreras por la búsqueda de los tesoros comestibles. Olisqueaba cada centímetro de arena, la peinaba como esos señores que antes de que salga el sol buscan con unos detectores de metales los anillos, pendientes y otras joyas que se pierden irremediablemente hasta que un niño las descubre escarbando con su pala, puede que varios años después...
Y llegó al colmo de su hambruna y tomó como manjar un excremento humano, otra vez hubo que sacarle de la boca con sumo cuidado un anzuelo que dejó un pescador con restos de carne cruda.
Ese último día, ante el temor de que le pasara algo, opté por pasearla atada con su correa.
Ya nada era igual, no disfrutaba apenas, tiraba de su correa y echaba su vista atrás suplicándome con sus ojos que la soltase. Parecía triste. Empezó a engordar.
No pude resistir aquello mas que tres o cuatro semanas.

El tiempo pasa demasiado deprisa.

La volví a soltar y a verla saborear sus paseos, a correr alocadamente, despejándose su cabeza y su cuerpo de su pelo, a chapotear en la orilla, a echar carreras con otros perros.
Sacrificar esa dicha diaria por el temor de que alguna vez, remota, improbable, futurible, comiese carne envenenada o se tragase un anzuelo, primar la dicha de vivir sobre la prudencia, era absurdo.

Volvió a correr libre, sin ataduras, y vivió muchos años, muriendo de vieja, como se suele decir.

Ya lo dijo Neruda: "Muere lentamente quien evita una pasión y un remolino de emociones, justamente aquellas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados".

P.D. Dedicado a todos pero especialmente a mi perra y a "Moriría por tí".

viernes, 1 de julio de 2011

Arrancando

Sigo sin pulir mi blog. Podría decir que he ido de cabeza y, es cierto, he ido de cabeza, pero también podría haberle hurtado un poquito de tiempo a mi vida para eso, extrayéndolo de... leer blogs de otros en cuanto tenía un minuto. En fin, era más placentero leeros. Algunos de vosostros puede que seáis grandes escritores o compositores de canciones sin saberlo o puede que sí y que viváis de ello.
Mi amigo me dijo aquél día (¡qué alejado está ya de este momento!) que podía crearme un personaje, que no tenía que aparecer tal y como era, que en mi perfil podía situarme en Argentina o en Italia o en Martorell y tener 25, 45 o 55 años,...
No puedo.
Mejor dicho: no quiero.
Aún mejor: no me serviría de nada.
No quiero hacer de esto un experimento sociológico.
Sin embargo, todavía me cuesta teclear sin pensar lo que pienso. Aspiro a que un día mis dedos se conviertan en meros ejecutores de mis sentimientos y sensaciones sin miedo, que apueste a la blogosfera todo y me lance al vacío en la confianza de que todos vosotros formaréis alineados o confundidos un mullido colchón para que no me dañe tras la caída.

Os deseo un delicioso fin de semana.