lunes, 29 de septiembre de 2014

Cae una fuerte tormenta


Las tormentas me atraen poderosamente, me seducen hasta hacer detener mi vida para mirarlas y escucharlas al mismo tiempo, dejándome sorprender por el resplandor de los rayos y estremecerme entera cuando rompe el cielo. Son mascletás naturales y la Naturaleza siempre gana.

Después de pelearme con mi ordenador esta tarde, de ir y venir viviendo como siempre deprisa, ... Qué digo! ... no viviendo sino dejándome arrastrar por mi papel de humana que está aquí en este tiempo y circunstancias.
Esta mañana mi autobus tardó más de media hora en venir y la pantalla "anunciadora" no anunciaba nada. Aún estaba el día por amanecer y el banco estaba vacío, las aceras vacías en contraste con colas de coches rellenos de vida apresurada. Después de cabrearme con el Ayuntamiento, con el pésimo servicio de autobuses y de ir ascendiendo hasta cagarme en todo, cuando a punto estaba de volverme al coche y lanzarme a la urbe y a un parking irremediablemente, mi autobus asomó su hocico por la esquina.
Llegé tarde a trabajar cuando llevaba despierta desde antes de las seis.
Me armé de optimismo y buen rollo con el firme propósito de que nada ni nadie me lo estropeara, pero la vida sigue y la muerte como fuente de vida -así lo expuso el cura en su sermón de la misa de la difunta madre de un compañero-.
Unos cuantos optamos porque se detenga el mundo y con los ordenadores encendidos, las luces encendidas y los sillones aún calientes, cogemos un par de coches (no el mío obviamente, el mío seguía aguardando mi llegada horas más tarde junto a la parada de bus) y nos dirigimos al deprimente tanatorio disfrazado de cristaleras de arcoiris de fiesta eterna.
La capilla es demasiado grande según mi parecer, tan grande como la de la iglesia más grande de la ciudad. Tanto banco vacio no hace sino acentuar la pena... Después de casi un siglo de vida acudimos a despedirla una treintena de personas, muchos de nosotros ni siquiera la conocimos.
De vuelta al trabajo, un compañero me cuenta a quemarropa su malestar con otro de los asistentes y rememorando cicatrices aún abiertas se me pone a llorar y yo no sé qué decir pero digo algo que le consuele y deja de llorar pero presiento que solo por fuera y porque nos acercamos al trabajo o porque su intimidad conmigo quizás no supo medirla y se le fue demasiado lejos. Le digo que yo hubo un tiempo en el que también me sentí sola y que no noté el respaldo de los demás. Supongo que sin mala intención pero sí con poca empatía y mirándonos demasiado el ombligo, todos fallamos a los demás una o mil veces.
....



Ho te he echado de menos varias veces y me he reñido por ello porque es absurdo y porque es inútil y porque me duele.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Una cocina a prueba de ratones, de Saira Shah


"Cuando era pequeña, solía imaginar que mi cama era un barco y que me hallaba en plena travesía. Ahora, en mi nuevo papel de madre, vuelvo a jugar a eso.Todas las mañanas, cuando Tobias ya ha salido pitando de la cama, saco a Freya del moisés, la meto conmigo bajo el edredón y zarpamos. Navegamos hacia distintos continentes por mares oscuros como el vino. Ella es mi mundo; el nuestro es un viaje de descubrimiento."

Es solo un fragmento de este libro maravilloso de Saira Shah. Es un libro sencillo pero de una hermosura inmensa, esa que solo podemos hallar en lo aparentemente sencillo.
Llevaba más de un año tratando de acabar una novela y echándole la culpa de no hacerlo a mi falta de tiempo. Se trataba por otro lado de un bestseller.
En "Una cocina a prueba de ratones" primero tiró de mí la foto de la portada, una cocina rústica. Me chiflan las cocinas rusticas! Después el título y por último, el resumen de la contraportada. Sin embargo, desde que empecé a leerla me demostró que no era la falta de tiempo  la que perpetuaba la otra novela en mi mesilla de noche.El libro de Saira Shah me ayuda estos días a traerme hacia el lado claro de la vida.

Me he dado cuenta de que la vida solo se puede beber de dos maneras, como un vaso de agua fresca o como un vino picado. Es la misma vida para todos pero nosotros elegimos. ..En ocasiones son las adversidades precisamente las que nos hacen sentirla y vivirla mejor, tal y como se merece. Todo esto no deja de ser un topicazo, pero al menos yo necesito que me lo recuerden.

Todo este tiempo he recordado que tenía aquí este blog y a veces se me ocurría escribir algo o tenía algo que contar o compartir, pero no lo hacía por la pereza de hacerlo y me perdía este rato de sentarme conmigo misma y de tratar de ordenar mi cabeza y mi corazón con palabras.

Desde que abrí el blog hasta ahora he pasado por varias etapas, me he hecho mayor y me he hecho pequeña para después hacerme  más vieja. También he notado cambios en otros blogs y he visto blogueros que hoy ya no están y me resulta extraño. Hablar por aquí nos permite si queremos mostrarnos tal como somos en un momento dado y eso es algo que no siempre se puede hacer afuera. Afuera, en el mundo exterior, las cosas aunque se digan igual suenan mucho más crudas, de ahí que todos seamos más comedidos, correctos y falsos en definitiva. Por otra parte tampoco sé si me apetece demasiado eso de ver y escuchar el lado oscuro...

Me permito recomendaros que leáis este libro para descubrir que todo es posible si nos lo proponemos...


"...te quiero. Sin ti no creo ni que estuviese viva..."