jueves, 8 de septiembre de 2011

Extraños estados de ánimo

En nuestro camino por la vida, atravesamos por muchos estados de ánimo. En algunos hacemos paradas breves como en el más deseado, el de la FELICIDAD. Periódicamente aparecerán en nuestras vidas esos instantes o tardes o mañanas o días en los que nos sentimos inmensamente dichosos. Querríamos atrapar esa sensación pero tan solo logramos grabarla en nuestro recuerdo y rememorarla con nostalgia cuando el viento no sopla a nuestro favor; brindandos por ella siempre que tenemos ocasión. Ciertamente se trata de una palabra maravillosa: felicidad. Suena la música al pronunciarla.
Luego, en el otro extremo, estaría la tristeza, si bien no siempre es igual y no todos la sentimos igual. Se diría que hay distintos grados y distintas calidades. Se vive de diferente manera según las estaciones y, sin embargo, curiosamente, estimo que está compuesta de la misma materia, a mi modo de ver, la de una tarde de domingo de frio invierno y la de una noche calurosa de agosto, de esas en las que no corre ni un soplo de aire.
La alegría, distinta a la felicidad, si bien pueden ir de la mano frecuentemente.
El miedo, uno de nuestros peores enemigos.
La desdicha. El desengaño, el desencanto. La euforia...
Recientemente he descubierto dos nuevos estados de ánimo que me dejan confusa y no dejan de sorprenderme; quizás, los más complejos que he experimentado.
El primero, afortunadamente o no, ya lo tengo superado. No sé si vosotros habéis experimentado alguna vez esa sensación; si es así, me gustaría que lo compartieráis conmigo. Es sentir que no temes a nada porque tu vida está al límite. Es vivir despojándote de todos los miedos y prejuicios con respecto a ti mismo. Ser tú en estado puro y vivir como si tu vida se pudiera terminar un minuto después. Vivir la vida intensamente en las pequeñas cosas como escaparte de pronto a la playa al amanecer y pasarte una hora en el mar sintiendo el agua en tu piel, como si el sol y el mar estuvieran allí solo para mi. Era decir lo que pensaba sin ponerme cortapisas... Me cuesta expresarlo... No sé... A veces lo añoro.
El segundo es ese estado en el que a pesar de que sabes que se te avecina una guerra mundial, estás extrañamente más en paz que nunca y feliz. Ese es mi estado actual. Tanto ayer como hoy dos personas me dijeron: "¡Te veo muy bien!La cara es el espejo del alma". Y yo pensando por dentro: "¡Si supieras!".
No sé, ¿no sería mejor que me preparara por lo que puede, lo que va a venir? Pero no quiero dejar de sentir esta paz que sé que precede a la tempestad...

12 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola, co-Jefa!

Hoy he venido ya un par de veces y no he sabido qué escribirte... ¡Lo siento!

Hoy mis dedos son gelatina y mi cerebro está a menos de medio gas... Desgana es lo que siento, pero, bah, no me hagas caso, son cosas mías, muy pronto se me pasará...

A parte de gustarme lo que aquí planteas, te respondo que la pregunta que nos haces al viento (virtuosamente virtual), hoy no halla respuesta, por más que la busque... Sin embargo, y remitiéndome a mi pasado no tan lejano y más lúcido que hoy, la respuesta es un contundente SÍ. Me ha pasado, las más veces que las menos y más de vez que de cuando.

Besos de atardecer meláncolico en las montañas,

Ámber

Daltvila dijo...

No te preocupes. Hoy creo que la Sra. Melancolía está en el aire. Me ha dicho un pajarito muy positivo que aveces se posa en un árbol de mi jardín, que mañana soplará el viento y se irá.

Mañana será otro día.

No te pregunto por tu reunión. en cualquier caso, que sea lo mejor para tí.

Un abrazo muy fuerte, querida amiga virtual.

anuar bolaños dijo...

¿Estado puro?

Anónimo dijo...

¡Eres un sol, DALTVILA!

Tus palabras y tus ánimos me han resultado balsámicos. ¡Muchas gracias!

Me gusta la amistad virtual, muchas veces, bastante más solidaria y empática que la de fuera de Blogger.

La imagen del pajarito en tu jardín me ha encantado. He leído el comentario como cuatro veces...

Sí, seguro que mañana será otro día. A mí estas rachas, afortunadamente, me duran lo que "duran dos peces en un vaso de güisky on the rocks", pequeño guiño que le hago al poeta Sabina...

¿Sabes? Me agrada mucho constatar cuán empática, dulce y comprensiva eres; eso habla muy bien de ti.

En la reunión todo salió bien, no me puedo quejar, pero hasta que no pasan las cosas, pues supongo la incertidumbre puede ser grande...

Besitos y un abrazo, muy sentido co-jefa y amiga virtual,

Ámber
*¡Ayyyyyy, qué ya me he vuelto a enrollar! Sorry! Es que me siento a gusto en tu casa, me siento como segura, no sé... Además, de que soy prolija, ¡claro! ¡Jajajajajaja!

Anónimo dijo...

No serás escorpio verdad? Me encuentro en ambos puntos. La sonrisa tonta sigue acompañándome y por otro lado, creo estar a punto siempre de vivir el comienzo de cualquier debacle. Normalmente la mía...
Es curioso porque no me había parado a pensarlo. Lo uno me emociona, y lo otro me cansa. tal vez por eso, dos días de sonrisa, hoy le pueden a una vida de miedos...
Bonita entrada.
Un beso.
Cuídate.
Ciao.
;-P
Heidi.

Juan Carlos dijo...

Esa es la paz que tienen los limpios de corazón, los que superaron el miedo al que dira la gente, los que dejaron los complejos de agradar al resto, los que aprendieron a pensar por si mismos, los que tomaron sus propias decisiones y perdieron el pánico de asumir las consecuencias. Esa es tu serenidad, la de la persona honesta que puede cometer errores pero no maldades. Lo que ha de venir que venga, vivamos con pasión y alegría cada nuevo día, que si vienen los problemas ya vendrán las soluciones (siempre es así)
¡Saludos!

Daltvila dijo...

Anuar:
Yo formulé la pregunta primero, de manera que antes tendrás que aclararme tú mi duda.

Un abrazo dubitativo

Daltvila dijo...

Me alegro mucho Amber. A estas horas supongo que ya se habrán deshecho los hielos.

* ¿Crees que es normal que venga a estas horas (03.12, mi reloj bloguero está mal) y me ponga a mirar los blogs? Estoy adicta perdida.

Daltvila dijo...

Heidi:
No soy escorpio aunque ignoro mi ascendente.
No te he dicho que me he divertido muchísimo leyendo tu entrada acerca de las bragas y la panda de amigas solidarias ("Sexo en NY" a la española)

Besos

Daltvila dijo...

Un millón de gracias por tus palabras, Juan Carlos.

Disfrutemos el momento.
¿Cómo era aquello de la filosofía budista?:

Si un problema tiene solución, para qué preocuparse y si no la tiene, para qué preocuparse.

Un abrazo

Espera a la primavera, B... dijo...

Entiendo eso de lo que no hay nada que perder y lo del miedo, Dalvila. Lo entiendo de veras, aunque estoy pasando por una fase de planificación tranquila de un futuro acuoso, no puedo dejar de acordarme de unos veranos atrás, cuando la piel quemaba por dentro y la velocidad de la luz rasgaba la ropa. Creo que en algún lugar del punto intermedio debe estar la cordura. Pero... ¿quién quiere cordura si la vida es efervescencia?

Te leo, aunque no te comente siempre ni de inmediato.

Un abrazo

Toni

Daltvila dijo...

Toni:
Me alegra mucho ver esa carita de niña. Yo sigo haciendo lo de ella y pidiendo un deseo cada vez.
¡Viva la efervescencia!¡Vivamos intensamente!

Besos,Don Misterioso