jueves, 21 de julio de 2011

La libertad

Escribo esto y me piro porque he quedado dentro de tan solo media hora. No quiero que se me vaya la idea. Espero que quien me metió en esto me ayude a deshabituarme.


Al  principio, la libertad era el caos,
la desidia,
enajenación,
la anarquía,
deshinibición,  deshaucio,
la ausencia de límites,
la valentía desbordada sin criterio,
la falta de pudor de mostrarme al mundo tal y como me sentía,
la ausencia de clandestinidad,
el ánimo sin techo,
el tiempo, sin noche ni día, era un parármetro sin significado.

Después la libertad se transmutó en miedo,
en extravío,
vértigo,
en pudor por lo anterior,
en velo, en indecisión.

Por fin pasó el duelo.
La LIBERTAD encontró el Norte,
se desperezó y
tras abrir los ojos
se colmó de sentido,
de caricias y besos
...
por siempre.

2 comentarios:

Espera a la primavera, B... dijo...

Te deseo suerte en esa libertad encontrada, que puedas compartirla, serla; que puedas mirarla a los ojos sin el lastre del miedo, que seas feliz siendo libre y libre sintiendo felicidad.

Daltvila dijo...

Me gusta mucho encontrarte por aquí, Toni.
Creo que la tercera libertad, la libertad en mayúsculas, siempre es compartida con todos los que te rodean y encuentras en tu camino porque rebosa alegría y sonríe. Hace años alguien me dijo - sin ningún afán de nada- que le gustaba verme porque siempre sonreía. Yo le pregunté si estaba seguro de eso porque yo no tenía conciencia de ello y me contestó que sí, que estaba seguro.
Cuando vuelvo a ser capaz de sonreir sin solución de continuidad, vuelvo a ser libre, sin miedo...
Y dices: "libre sintiendo felicidad". Ignoro cuál es el significado exacto que quieres darle a tus palabras. A mí me parece muy inteligente este deseo y lo hago mío pues es cierto que, si alguna vez vuelvo a ser plenamente feliz compartiendo mi vida con alguien, no sacrificaré mi libertad.
Un abrazo.