El domingo, en la sobremesa, la ciudad se despoja del atrecho "estructurado" y queda desierta, gris y fría, dejando al descubierto las miserias, los patios de atrás...
Hace sol que todavía calienta y sin embargo, siento frío al destaparse ante mí la vida subterránea, esa a la que no queremos mirar y que es fácil evitar el resto de los días de la semana, pues se camufla entre el resto de la gente, superponiéndose ambas realidades en silenciosa e impuesta armonía.Los parques son por fin ocupados por familias de emigrantes en su día libre de la semana para festejar, comer, hablar, jugar,... Los niños se columpian y los padres les observan desde un banco como quienes visten un traje de segunda mano, como quienes viven de prestado en un lugar lejos del suyo.
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Otra familia rebusca dentro de un contenedor, dejando aparcado al lado un carro de supermercado, carro que van llenando de trastos viejos de lo más variopinto, tesoros encontrados. Están tan sumergidos en su búsqueda que no reparan en mi mirada furtiva, mi mirada apenada aunque ellos sonrían.
Me siento como Gulliver o como Alicia en un lugar que hoy tampoco me pertenece.
Conforme me voy aproximando al Botánico cada vez son más los vagabundos, es como si se fueran multiplicando entre si.
Uno está tomando el sol, sentado junto a un muro con los ojos cerrados de gozo con un brik de vino tinto a su costado. Un chico y una chica caminan hacia mí en conversación... Si no fuera por su ropa, su pelo y sus ojos, podrían pasar por una pareja de novios camino del cine en una tarde de domingo.Comparten una lata de cerveza que hurtaron al descuido en el supermercado de 24 horas, con un guiño al cajero desde el espejo espía,......guiño correspondido.
Ella era arquitecta en Madrid. Él nunca acabó Económicas.
Ninguno recuerda el momento en que cruzó la tenúe linea. Él incluso olvidó de donde vino y cuando nació.
¿Hay alguien dispuesto ahí afuera,
al otro lado de la raya,
a salvarlos?
Se asoman desde su pequeño agujero y no ven a nadie.
Es curisoso que en francés nadie se diga personne.
- Por favor, ¿sabes dónde está el albergue?, me pregunta un joven subsahariano, alto, delgado y con una dignidad rotunda.
- Lo siento, no lo sé.
Continúa su camino. Hoy han bajado siete grados la temperatura y es importante encontrar un lugar donde refugiarse.
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En el museo, el decorado cambia completamente. Ya solo hay turistas, amantes del arte, estudiantes,..
* En este país cada vez son más los necesitados y olvidados, los que más curiosamente los discapacitados mentales que acaban convertidos en vagabundos, con sus vidas aRUINAdas.
